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Vecinos del sector T-1 de Lardero, con carteles que anuncian la próxima asamblea del barrio.
El precario despegue del T-1

El precario despegue del T-1

El nuevo sector urbano de Lardero se ha poblado, pero arrastra la falta de servicios

Pilar Hidalgo

Domingo, 5 de febrero 2017, 20:33

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Antes de que el estallido de la burbuja inmobiliaria hiciera tambalear los cimientos de la construcción, el sector T-1, ubicado en la zona norte de Lardero, estaba llamado a convertirse junto a su vecino R-1 en la gran área de expansión de un municipio que en los últimos años ha experimentado un vertiginoso crecimiento poblacional, pasando de ser un pueblo a acoger más habitantes que muchas cabeceras de comarca.

Corría el final del 2007 cuando los primeros 20 o 30 vecinos comenzaron a asentarse en el T-1, el sector situado en las inmediaciones de la AP-68. En muchos casos se trataba de gente joven, que llegó atraída por el reclamo «de una zona tranquila, con viviendas más asequibles, en la que se iba a construir un centro comercial y que contaría con buenos servicios». Transcurrida una década, los residentes en el T-1 aseveran que nunca ha sido así. «Si pudiéramos volver atrás, nos marcharíamos de aquí», afirma rotundo el secretario de la Asociación Entre Ríos que lucha por este área, Ramón Ramos.

En este entorno, a caballo entre el núcleo tradicional de Lardero y el sur de Logroño, se previó edificar un máximo de 1.258 viviendas. Algunos bloques se completaron, pero aún quedan solares que esperan a que la situación económica despegue para iniciar alguna actividad constructiva en ellos.

Durante mucho tiempo, esta zona del extrarradio de Lardero se consideró una 'ciudad fantasma' rodeada por el campo y con escasa vida y pocos coches aparcados en sus calles. Poco a poco se ha ido poblando y hoy cerca de 600 personas habitan de forma permanente estas calles con nombres de ríos.

Sin embargo, los vecinos del T-1 continúan denunciando la precariedad de los servicios con que cuenta la zona, la falta de limpieza y su aislamiento. Y es que, una década después de que se entregaran las primeras cédulas de habitabilidad, el Ayuntamiento de Lardero aún no ha recepcionado el área «pero sí que nos cobra los impuestos».

«El R-1 lo recepcionaron el pasado año y desde entonces se aprecia una diferencia, a mejor, en este barrio», señala el presidente de Asociación Entre Ríos, Eduardo Ruiz.

Las quejas y peticiones

La lista de quejas vecinales resulta demasiado extensa: rotondas «como selvas», precarios accesos hasta La Guindalera donde tienen el centro de salud, solares sucios, zonas verdes «descuidadas»... También exigen que el autobús urbano se interne por el T-1, porque ahora deben caminar 15 minutos para poder tomarlo en el IES La Laboral.

En lo único en lo que aseguran que han mejorado en estos diez años es en «la recogida de basuras y en que últimamente no sufrimos cortes de luz, como antes».

Especialmente les duele que en el 2009 Demarcación de Carreteras les denegara la salida directa a la N-111, lo que les obliga a abandonar el barrio por la «atascada» avenida de Madrid, cuando antes disponían de una vía de escape fluida a 200 metros. Les dijeron que la ronda sur les ofrecería una solución, pero dicen que no existe tal. «Tras esperar un montón de años, el proyecto no contempla ninguna salida para nosotros. En cambio, vamos a soportar más ruidos porque el tráfico pesado circulará por la AP-68 y seguiremos igual de aislados o más», denuncia uno de los residentes en el T-1, Fran Sevilla.

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