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Imagen del virus del ébola que ha causado cerca de 12.000 muertos en todo el mundo. En La Rioja no fue necesario activar el protocolo por esta enfermedad . :: efe
Los virus que vuelven

Los virus que vuelven

Tosferina, paperas, tuberculosis, escarlatina... Son varias las enfermedades que regresan, aunque ninguna representa un problema para la salud pública; otra cuestión son las amenazas que nos vienen: el nuevo coronavirus MERS, enterovirus D68, SRAS...

Carmen Nevot

Sábado, 4 de febrero 2017, 21:46

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Cuando el 5 diciembre del año pasado el pediatra le dijo que su pequeño Mateo tenía escarlatina, una enfermedad propia de los niños que puntualmente se registra a finales del invierno o principios de primavera, no daba crédito. Siempre pensó que era una afección del siglo pasado que había quedado relegada al olvido en el manual de patologías desaparecidas.

Nada más lejos de la realidad. La escarlatina, causada por una bacteria llamada estreptococo pyógenes, es una de esas enfermedades que han regresado, aunque en este caso, según el jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital San Pedro, José Antonio Oteo, no se trata de la escarlatina como tal, sino del síndrome de la escarlatina, es decir, un conjunto de síntomas que recuerdan a una dolencia que dejó de ser un problema con la llegada de los antibióticos, pero que sólo durante el año pasado afectó a 136 chavales en La Rioja. Los síntomas son dolor de garganta, inflamación de las amígdalas y de los ganglios del cuello y granitos de tamaño muy pequeño que dan a la piel un aspecto de lija o de piel de gallina. La erupción se inicia en el cuello y la cara y luego se extiende al tronco y las extremidades de arriba hacia abajo.

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No es la única que regresa del pasado. En los últimos años el rosario de enfermedades reemergentes cobra fuerza y algunas de ellas se resisten a abandonarnos. Es el caso de las paperas, que en los últimos años ha provocado pequeños brotes en La Rioja aunque en ningún caso «suponen un problema de salud pública», asegura Oteo. Desde el 2005 hasta ahora en La Rioja se han detectado 467 casos de las científicamente conocidas como parotiditis, una enfermedad cíclica de la que hace ocho años fueron diagnosticados siete pacientes en esta región, 9 al año siguiente, y se dispararon a 32 casos los años 2011 y 2012. Después de una caída en el número de detecciones, el 2016 cerró con un nuevo repunte: 30 pacientes sufrieron paperas.

La tosferina ha seguido una senda similar, aunque en este caso las complicaciones de la enfermedad pueden ser graves, sobre todo, para los más pequeños. A principios del verano del 2015 esta patología se cobró la primera víctima mortal después de muchos años. Una niña de ocho días de vida fallecía en La Rioja. En la misma familia, de origen portugués, pero afincada desde hacia siete meses en La Rioja, se produjeron otros siete casos más. El rebrote de la tosferina comenzó tímidamente hacia el 2007 cuando se detectaron 3 casos, los años siguientes el goteo fue incesante e 'in crescendo' hasta tocar techo en el 2015, con 97 pacientes diagnosticados, casi el triple que un año antes. El año pasado la cifra de infectados tampoco fue baladí. De hecho, La Rioja ocupa los primeros puestos en el ranking de comunidades con mayor incidencia y 91 personas sufrieron una enfermedad que provoca la bacteria 'bordetella pertusis'.

La lista de afecciones que han regresado del pasado es larga y en ella ocupa un hueco destacado la tuberculosis, que brotó con fuerza coincidiendo con el principio de la epidemia de VIH. Los casos van en descenso pero todavía quedan pasos para derrotar la enfermedad. En los últimos años se han notificado en nuestra región 459 casos de tuberculosis, aunque la tendencia es descendente. El 2016 cerró con 32 diagnosticados, tres veces menos que en el 2008.

El sarampión y la rubeola están en fase de eliminación. En esta comunidad, según explica Eva Martínez Ochoa, jefa de la sección de Vigilancia Epidemiológica de La Rioja, el último brote de sarampión se remonta al 2011. En realidad fueron dos o tres brotes familiares que afectaron a siete personas -ninguna de ellas vacunada- y todos fueron casos importados. Aquella fue la última vez que esta enfermedad infecciosa exantemática que mataba a cientos de miles de niños al año en todo el mundo se registró en La Rioja.

La polio está en fase de erradicación. En 1988 la OMS estableció un plan de acción para vencer a la enfermedad y desde entonces hasta el 2015 los casos se han reducido el 99%. En España el último caso se notificó en 1988 y en La Rioja no hay datos de cuándo fue la última vez que se detectó esta patología.

La lepra, a día de hoy, no es un problema de salud pública y los pocos casos que se registran en Europa son importados. La última vez que se diagnosticó esta patología en nuestra comunidad fue en el 2007. Fue una recidiva, es decir, nuevos signos de la enfermedad en un paciente procedente de África que había completado el tratamiento. Esta enfermedad infecciosa crónica sólo afectó a diez personas en España en el 2016

La viruela es la única patología que está erradicada. La OMS hizo una campaña mundial de vacunación en 1967, diez años después se consiguió su erradicación y en 1980, tras tres años sin casos, se declaró la erradicación mundial y se recomendó a todos los países que dejen de vacunar. El último brote que hubo en España fue en 1961.

¿Virus almacenados?

Sobre esta enfermedad se cierne la amenaza de una ataque bioterrorista, explica José Antonio Oteo. «Es posible que haya virus almacenados en manos de personas que en un momento dado puedan ser origen de un ataque biológico y ya no tenemos anticuerpos», explica. De ahí que hace unos años se volvió a hacer un estocaje de vacunas de viruela.

En la práctica, tal como detalla Eva Martínez, son enfermedades que no han desaparecido nunca y muchas de ellas están descendiendo. Pero lo cierto es que en el hecho de que no sucumban a la batalla confluyen varios factores. El principal es la globalización. «Cada vez nos movemos más y cada vez es más fácil que todas estas enfermedades pasen de un territorio a otro», abunda.

En la misma línea, José Antonio Oteo advierte de que «en un tiempo menor que el periodo de incubación de la mayoría de las enfermedades infecciosas podemos estar en cualquier parte del mundo».

«Los microorganismos hoy en día viajan en avión, pueden viajar en primera, lo estamos viendo con las epidemias que tenemos por microorganismos que no son propios de nuestra zona», insiste el jefe de Enfermedades Infecciosas del San Pedro. Pero en la reemergencia de ciertas enfermedades que antes parecían dominadas también influyen la falta de vacunas, los cambios poblacionales, la pérdida de inmunidad innata de una población porque ha dejado de estar expuesta a un microorganismo y los movimientos antivacunas. De ahí la importancia de la vacunación, que en La Rioja tiene coberturas muy altas -por encima del 95%- y que ha logrado acabar con la viruela en el mundo.

Las grandes amenazas

Sea como fuere, para Oteo es difícil que estas reemergencias desemboquen en una gran epidemia. Basta con una correcta vigilancia epidemiológica, campañas de vacunación y cultura sanitaria para mantenerlas a raya. «Las grandes amenazas vienen por otro lado», advierte.

Entre el 75 y el 80% de las infecciones que sufren los humanos tienen su origen en los animales y bien por contacto con ellos o por los artrópodos vectores, como chinches, garrapatas, mosquitos... se transmiten a la población. Es lo que ha pasado con el ébola, que produjo un gran brote epidémico. Las primeras noticias de esta enfermedad llegan en 1976 desde la República Democrática del Congo. Al año siguiente apareció en Sudán y a partir de aquí pequeños brotes hasta la gran epidemia del 2014 con 28.646 casos notificados y 11.323 fallecidos. El caso índice fue un niño de dos años que vivía en Guéckédou, una ciudad al sudeste de Guinea-Conakry muy cercana a la frontera con Sierra Leona y Liberia, lo que explicaría el rápido salto que el virus dio a otros países.

La pandemia parece haber cedido, pero hay que tener en cuenta que el virus, cuyo huésped natural antes de dar el salto al hombre eran los murciélagos, persiste al menos durante 13 meses en el semen en algunos pacientes convalecientes «y hay miedo de que esto pueda ser la causa de una reemergencia», apunta Oteo. En La Rioja, afortunadamente, nunca fue necesario activar el protocolo por ébola.

El siglo XXI arrancó con una nueva epidemia, el denominado SRAS, Síndrome Respiratorio Agudo Severo, más conocida como neumonía asiática. El origen se sitúa en Guandong, al sur de China, a finales de noviembre del 2002, y el paciente cero era un hombre que de ahí viajó en avión a Hong Kong. En marzo del año siguiente había 264 pacientes de once países y el 50% de los sanitarios que atendieron a los pacientes murieron. En julio los infectados ascendían a 8.000 y los fallecidos a 774. En esta comunidad, según detalla el jefe de infecciosas, hubo varias alertas, pero no pasaron de eso.

Otra de las alarmas de hoy en día es el enterovirus D68, un virus que circula habitualmente en verano y otoño y se manifiesta en forma de infecciones respiratorias digestivas. El D68 es el subtipo más grave y en el 2014 infectó a 60 chavales en Cataluña, causando un cuadro de tetraplejia en una niña. «Nunca hasta ese año había habido un brote tan grave en España», comenta.

Precisamente, en opinión de Oteo, el enterovirus D68 puede cubrir el nicho que está dejando la polio, al provocar cuadros similares. «De momento son casos esporádicos, pero hay que estar vigilantes», insiste. De hecho, sostiene, la «amenaza real es no buscar, no tener buenos sistemas de vigilancia». En 1987 cuando él mismo empezó a trabajar sobre garrapatas sólo se habían diagnosticado dos enfermedades transmitidas por estos animales, y ahora se cuentan por decenas y todas gracias a la investigación que se lleva a cabo desde el CIBIR. Hace unos meses aparecía la fiebre hemorrágica de Crimea Congo en España. La presencia del virus de esta enfermedad en garrapatas en el país fue descrita por primera vez por un equipo de investigadores de este centro riojano en el 2010.

En la actualidad, el foco está puesto en Arabia Saudí. Ahí han aparecido los primeros casos del Síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) provocado por un nuevo coronavirus. Es una enfermedad respiratoria grave, con un índice de mortalidad del 30%. Aunque todavía se desconoce con exactitud, se cree que su origen está en las secreciones de camellos y murciélagos. «En La Rioja estamos en alerta -asegura Oteo- y si se detectan los síntomas lo primero que preguntamos es si han viajado a Arabia Saudí».

En la larga lista de amenazas ocupa un lugar preferente el piojo corporal que transmite una bacteria llamada Rickettsia prowazekii, que provoca enfermedades como el tifus exantemático y que, según detalla, ha matado a más personas que todas las guerras juntas. Fue un terrible problema hasta la II Guerra Mundial. Incluso Lenin dijo: «O el socialismo vence al piojo o el piojo acabará con el socialismo». Con la higienización acabaron las plagas de piojos corporales, pero en el 2015 se dispararon todas las alarmas. Se dio la voz de alerta en uno de los centros de control de enfermedades: en un campo de refugiados en Italia se habían detectado 27 casos de la también bautizada como fiebre recurrente o fiebre de las trincheras. La amenaza sigue ahí.

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