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LA RIOJA
Domingo, 20 de noviembre 2016, 21:06
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Asier Ballesteros Gutiérrez tenía 15 años el 23 de julio del 2015. En aquella fecha se celebraban las fiestas de Viana y accedió durante la madrugada a una bajera del pueblo donde se encontraban al menos otros dos jóvenes. Uno de ellos disparó la carabina con la que jugaba en ese momento. El perdigón le alcanzó el hemitórax izquierdo y falleció.
El pasado viernes se inició la vista oral para juzgar aquel suceso que concluyó con la aceptación por parte del menor de 16 años enjuiciado de una amonestación y tres meses de tareas socioeducativas en relación con la peligrosidad y el uso de armas. Tras el acuerdo alcanzado entre el Ministerio Fiscal, la acusación particular y la defensa, los hechos fueron calificados como constitutivos de un delito de homicidio por imprudencia menos grave. Además, se le privaba de la licencia administrativa para el uso de armas durante un periodo de dos años.
La vista está previsto que se prolongue este lunes en el Juzgado de Menores de Pamplona con un objetivo principal: fijar la cuantía de la responsabilidad civil. En cuanto a la indemnización existe una divergencia entre las partes. Según una nota hecha pública por el Tribunal Superior de Justicia de Navarra, la compañía aseguradora de la familia del menor juzgado abonó ya en su momento 124.621 euros pero la acusación particular reclama 248.700.
Sin embargo, la familia del joven fallecido ha negado a este periódico que haya solicitado indemnización alguna en este trámite.
Revisión
El juicio que ahora se desarrolla en la capital navarra por los hechos acaecidos en Viana se celebra a instancias de la Sección Primera de la Audiencia, que el pasado mes de junio revocó el archivo de la causa dictado inicialmente por la Juez de Menores. En aquel primer fallo suscrito en abril, la magistrada había calificado lo ocurrido de homicidio por imprudencia menos grave dado que no había cerrado la bajera con llave. Sin embargo, entendió que no merecía un mayor castigo penal y, por lo tanto, no era necesaria una intervención socioeducativa. A partir de ahí, la Audiencia dio marcha atrás al archivo y dictaminó la apertura del juicio al creer que el autor del perdigonazo no había recibido suficiente reproche por lo sucedido.
El joven fallecido, que residía en Viana, era hijo de una conocida familia de la localidad y su fallecimiento causó también un profundo pesar en el municipio alavés de Lapuebla de Labarca, donde estudiaba en la ikastola local.
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