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NO SON DOS MÁRGENES

MARÍA FÉLEZ PERIODISTA

Domingo, 27 de noviembre 2016, 00:21

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Recuerdo que tenía un compañero de clase, de esos que ahora serán un cuñado de cena de Nochebuena con todas las letras, que cada vez que salíamos de excursión se empeñaba en convencernos de que, a pesar de que el cartel que indica que entras en Calahorra está a casi un kilómetro del Ebro, la mitad del puente era de los navarros y la otra mitad nuestra.

Un día, como quien no quiere la cosa, y con la idea de reforzar mi idea de que el puente era sólo navarro fui con el cuento a mi abuelo Víctor. Se rió a carcajadas y me expetó con su olor característico a caramelo de eucalipto de farmacia: «El río no separa, el río une».

No entendí nada hasta que no llegué a la universidad en Bilbao. Allí coincidí con gente de Haro, de Santo Domingo, de Cenicero y con otros de San Adrián, Azagra, Andosilla, Lodosa. No cabía duda. El río unía. Unos eran totalmente desconocidos para mí; de los otros conocía sus fiestas, sus tradiciones y su paisaje, a pesar de no conocerlos a ellos.

Con los años he reforzado cada vez más esa idea. Este trabajo le ofrece a una la oportunidad de conocer más este terruño nuestro llamado Rioja, pero la Ribera sigue siendo algo diferente; una se siente en casa a pesar de haber cruzado el puente. He hecho decenas de reportajes en las tierras que mojan el Ebro. Algunas veces a un lado, y otras al otro porque son muchos los agricultores que tienen sus fincas a uno y otro lado y estoy segura de que, excepto los más entendidos, pocos habrán sabido distinguir las fotos que se han hecho al otro lado del río que da vida a esta zona en la que Navarra y La Rioja se hacen hermanas casi de sangre.

He visto arrimar el hombro en los momentos más complicados, que son esos en el que este titán se pone furioso y arrasa todo lo que encuentra a su paso. Siempre preocupados por lo que pasaba al otro lado de sus aguas.

En Bilbao, la ría separa la señorial margen derecha de la margen izquierda: trabajadora y temperamental. Aquí nunca se ha hablado de márgenes. Sólo existe la ribera: sencilla, trabajadora, de hombres y mujeres que tienen muy claro de dónde vienen y a dónde van.

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