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Enkvist, en la UNIR.
«Los deberes dependen de su calidad y si los gestiona un profesor inteligente»

«Los deberes dependen de su calidad y si los gestiona un profesor inteligente»

doctora en Letras por la Universidad de Gotemburgo

Teri Sáenz

Miércoles, 16 de noviembre 2016, 23:26

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En pleno debate sobre la carga de deberes o la eterna invocación a un pacto nacional en Educación, Inger Enkvist trajo este martes hasta La Rioja su opinión de experta sobre uno de los países referentes en materia de enseñanza en la conferencia 'Los secretos del milagro del sistema educativo finlandés'.

-¿Qué tiene de singular el modelo de Finlandia para que tantos países se miren en ese espejo?

-Que es bueno, bonito y barato. Bueno, porque da resultados óptimos situándose año tras año entre los diez mejores del mundo. También es barato en tanto que contempla menos clases que un sistema como el español que, sin embargo, no tiene resultados tan notables. Lo bonito además es que conserva un sistema comprensivo con el principio básico de que todos los chicos en la escuela obligatoria estudien juntos con mecanismos que ayudan a los flojos y estimulan a los buenos.

-¿Es extrapolable a países sin las mismas características sociales o económicas? La ratio por aula, el nivel de inmigración o las divergencias entre centros de España tienen poco que ver con Finlandia.

-Por supuesto que es extrapolable. Al margen de cualquier diferencia, lo esencial es que se trata de un sistema con muy buenos profesores, elegidos entre los mejores alumnos que salen del bachillerato. Eso, en principio, pueden hacerlo todos países. Sólo depende de cómo se retribuya al profesor y la estima social que se tenga hacia él. Otro factor para el buen funcionamiento es que los alumnos realmente se esfuerzan aceptando su rol en la escuela y los padres les secundan. En otras palabras: hay una fe en la Educación.

-¿Carece España de esa devoción en su propio sistema?

-Si no tiene la suficiente, se puede recuperar. De hecho, ha sido muy profunda en otras épocas. La pregunta es qué quiere hacer la sociedad española. Uno de los referentes al respecto como es el Informe McKinsey del 2010 recoge ejemplos de países y regiones que en sólo seis años han elevado espectacularmente sus parámetros. Sólo se mejora si la sociedad realmente invierte más que dinero, energía. El presupuesto que España dedica a Educación es ampliamente suficiente para lograr buenos resultados. La cuestión es cómo se utiliza ese dinero. En resumen, España tiene el marco adecuado, pero debe definir cómo se utiliza el tiempo en las clases y pedir un esfuerzo adecuado.

-¿Está ligado ese esfuerzo a los deberes que se imponen a los alumnos y contra los que cada vez más voces reniegan?

-Todos los países con éxito educativo tienen deberes, con lo cual no hay nada malo en ellos en sí mismos. Dicho esto, hay que matizar varios aspectos. Un sistema bueno como el finlandés tiene unas pocas clases pero muy buenas que se alternan con recreos. Una concentración de esfuerzos y expansión que concluye sobre las 14 horas, de modo que disponen de toda la tarde para desarrollar otras actividades y hacer deberes. Otra cosa es que esas tareas puedan ser más o menos inteligentes. Si son muy tradicionales y consisten sólo en rellenar un libro de ejercicios pueden ser soporíferas e inútiles. Si el maestro tiene inteligencia, formación y reconocimiento, será capaz de articular unos deberes interesantes que estimulen al alumno. Por lo tanto, no depende de la cantidad sino de la calidad y cómo los gestione un profesor inteligente, que ocupa en definitiva el centro de todo el sistema.

-¿Está el profesorado español bien preparado?

-Todo es mejorable. Sin embargo, no se trata tanto de preparación como de una adecuada selección.

-¿Y cobran lo suficiente?

-No están entre los peores pagados, aunque quizá en Primaria su retribución debería elevarse para dar con el reconocimiento idóneo.

-¿Está la calidad en la Educación ligada al bilingüismo en el que tanto insisten las autoridades?

-Me parece exagerado el interés por el bilingüismo en España y no estoy segura de que sea idílico en sí mismo. Tal y como se concibe aquí, se quita al alumno el entrenamiento que precisa en su propia lengua. Necesita primero reforzar vocabulario, soltura y lectura en español porque, de otra forma, se sentirá más inseguro en su propia lengua y avanzará muy poco en la segunda. Cuando se opta por una educación bilingüe se gana algo, pero no se dice que también se pierden otras cosas.

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