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El día mundial del ahorro

MARTÍN TORRES GAVÍRIA

Viernes, 4 de noviembre 2016, 09:50

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En un edificio emblemático de Milán y con toda la vista panorámica de la Piazza del Duomo, se reunieron en 1924 economistas de todo el mundo para celebrar el Congreso Internacional del Ahorro. Estaban floreciendo las Cajas de Ahorro por toda Europa y había que organizar su legislación. El congreso acabó el último día de octubre y se acordó establecer el 31 de octubre como el Día Mundial del Ahorro.

Desde entonces se ha venido celebrando año tras año, con más o menos éxito y con más o menos actos públicos, la festividad del ahorro. Las entidades financieras, especialmente las Cajas de Ahorro, hacían de este día, 'su día'. Para fomentar el ahorro, el 31 de octubre, con un pequeño ingreso se daba un detalle: libros, colonias, flores, etc. La cuestión era simbolizar el día del ahorro. Su símbolo era la hucha de arcilla y visualmente ayudaba a mentalizar a los jóvenes que debían de ahorrar; por la ranura se metían las monedas y para poder disponer de ese dinero había que romperla para luego llevar el capital a la Caja. Pero sabemos que todo tiene su truco y tanto usted como yo nos hemos hecho algún que otro anticipo de la hucha con la inestimable ayuda de un cuchillo, pero eso es otra historia.

El ahorro es necesario e imprescindible; y para quienes proponen vivir al día y criticar el ahorro, yo insisto día a día que el ahorro es vida. El ahorro nos permite pagar los estudios de nuestros hijos, dar la entrada de nuestra vivienda, comprar un coche, montar una empresa, comprar nueva tecnología, cubrir los gastos de una enfermedad, complementar las pensiones, etc. El ahorro es un hábito necesario que debemos inculcar a nuestros hijos como una más de nuestras obligaciones. El ahorro mejora nuestras vidas, nos da seguridad, nos ayuda a conseguir aquello que deseamos, nos previene de las inclemencias del futuro y nos da estabilidad económica. ¿Quién no quiere esto? El ahorro solo se puede conseguir con sacrificio y esfuerzo; precisamente los dos valores menos de moda hoy en día. Planteemos cualquier cosa que no suponga ni sacrificio ni esfuerzo y seremos testigos de su triunfo.

Me temo que hoy, excepto este artículo, verán pocas o ninguna referencia al ahorro (¡ojalá me equivoque!). El ahorro se consigue día a día y tras un estudio simple de nuestra situación económica. No hay la misma posibilidad de ahorro a lo largo de nuestra vida, porque nuestras necesidades varían, pero siempre hay que destinar una parte de los ingresos al ahorro. Un estudio del gestor de activos más grande del mundo Black Rock concluyó que el 87% de los riojanos ahorran más del 10% de sus ingresos, en España solo es el 50%. Y de ese porcentaje de riojanos el 22% ahorra más del 20% de sus ahorros. Por tanto aquí no lo hacemos tan mal. Para ahorrar debemos hacer un presupuesto, diferenciar entre lo que queremos y realmente necesitamos, destinar una parte fija y obligatoria al ahorro, comprar a fin de mes y, como digo yo, no entrar en el supermercado con hambre. Ganar cuesta, pero ahorrar mucho más.

En una encuesta se le preguntó a la gente qué le dirían si pudiesen hablar con su yo más joven. Y mayoritariamente dijeron: ahorra más. En nuestro refranero español ya lo tenemos contemplado: quien de joven no trota de viejo galopa. Y la última frase para reflexionar: No hay que ahorrar lo que nos queda después de gastar, hay que gastar lo que nos queda después de ahorrar.

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