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L.J.R.
Jueves, 13 de octubre 2016, 00:31
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Montserrat Arrufat y Mónica Farrán son las responsables de que el edificio de la UNIR luzca como luce. Ellas vieron que el rancio diseño de Fernández Mueblistas escondía muchas posibilidades en los 5.200 metros cuadrados distribuidos en cinco plantas. El resultado ha sido un inmueble inteligente que alberga las funcionalidades más avanzadas para permitir la máxima habitabilidad a los trabajadores y que desarrollen su labor en las mejores condiciones.
Las arquitectas. Montse Arrufat y Mónica Farrán.
El edificio. Antigua sede de 'Fernández Mueblistas'. Cinco plantas con un total de 5.200 metros cuadrados. Trabajarán cerca de 400 personas.
La inversión. 4,5 millones de euros para alumbrar una sede inteligente, que alberga las funcionalidades más avanzadas.
La domótica. Permite una gestión global y centralizada de la luz diurna con aprovechamiento de entrada de la luz natural, de la calidad del aire interior y de la climatización zonificada.
La quinta planta. Se ha dejado libre pensando en una expansión.
Y la domótica es el particular cerebro de la sede de la UNIR y que permite una gestión global y centralizada de la luz diurna con aprovechamiento de entrada de la luz natural, de la calidad del aire interior y de la climatización zonificada. A ello se suma, explicaron las arquitectas, una gestión de eventos y alarmas personalizadas, una capacidad de gobernar el edificio mediante escenas y programaciones horarias, un control eficiente de recursos y consumos energéticos y la distribución por todo el edificio de sensores y actuadores.
Para que esa transformación sea hoy una realidad, han sido necesarios 4,5 millones de euros en una obra en la que se ha reciclado y aprovechado parte de la construcción y se ha dispuesto, según las arquitectas, una «piel» de edificio basada en el máximo aprovechamiento de la luz natural.
Y por sus largos pasillos, intentando esquivar a la gran comitiva que durante la tarde de ayer recorrió el edificio, los tutores, técnicos y el resto de empleados disfrutaban ya de su nuevo hogar en el que la particular joya de la corona es el Aula Magna de la Universidad. Ayer se convirtió en el escenario perfecto para acoger el concierto de la Fundación García Fajer del que disfrutaron los asistentes a la inauguración. Hoy, la rutina regresará.
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