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Alicia Rodríguez, rodeada de niños en la cuidad de Arusha, en Tanzania. :: l.r.
Cambio de prioridades

Cambio de prioridades

Alicia Rodríguez colabora en un proyecto para educar a niños de familias sin recursos económicos en Tanzania

J. ALBO

Martes, 13 de septiembre 2016, 23:56

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Mis prioridades han cambiado después de este viaje». Son palabras de Alicia Rodríguez, una calceatense que acaba de volver de Tanzania, donde ha estado todo el mes de agosto colaborando con 'Teach and Feed', un programa centrado en un barrio de la ciudad de Arusha, cuyo objetivo es que las familias sin recursos económicos puedan proporcionar una educación a sus hijos. «Me he dado cuenta de que la felicidad no está medida por las cosas que uno tenga. Allí son felices y viven con la mitad de cosas de las que nosotros disponemos o creemos necesarias», confiesa.

Su inquietud por hacer algo por los demás, traspasada la línea en la que «la curiosidad se fue convirtiendo en necesidad», se topó un día en Internet con Samuel, propietario de 'Rafiki Hostel', en Arusha. A través de él supo del programa y se embarcó en la que, seguramente, no será la última 'aventura' humanitaria de su vida.

Y aterrizó en Arusha. «Cuando llegas, la mezcla de sensaciones apenas te deja ver. Es a las horas, o incluso días, cuando reaccionas y te das cuenta de que es otro mundo», explica. «Principalmente me llamó la atención las mujeres cargadas de cosas en la cabeza andando por los caminos; los niños con juguetes hechos por ellos mismos; la cantidad de basura acumulada en las calles sin asfalto, y el increíble paisaje que tienen allí. Me habían hecho creer que Tanzania era un país peligroso, y para nada lo es. Hay barrios pobres, pero también zonas de gente rica. Demasiados contrastes, a cada cual más llamativo», cuenta.

Gracias al proyecto, este año se han podido escolarizar 94 niños. «Primero se construyeron unas aulas de madera provisionales para los meses de verano, hasta que comenzamos con la campaña de 'crowdfunding' en diferentes redes sociales y eventos, donde se consiguió llegar al objetivo de financiación suficiente para construir las dos primeras aulas reales», explica Alicia. Los voluntarios han impartido clases a los niños, junto a tres profesoras tanzanas, pero también han ayudado en la construcción del colegio, que estará terminado, aproximadamente, el 15 de septiembre.

Cuenta la calceatense que ya se está trabajando en el siguiente proyecto: un centro social dirigido a jóvenes de 18 a 30 años, a los que se ofrecerán diferentes talleres y cursos de formación. «Necesitamos la colaboración de voluntarios para el año que viene, así que animo a quien quiera a participar en el proyecto. A través de la página Rafiki Hostel, de Facebook, pueden pedirnos toda la información. Cuanta más gente seamos mejor», dice.

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