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JUAN QUINTANA LA TRILLA
Martes, 13 de septiembre 2016, 23:56
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Parece una paradoja, pero no lo es. Para entenderlo hay que analizar tanto la producción local y los circuitos comerciales a corto, como el mercado global de este sector.
La producción mundial de maíz 2016/2017 se estima va a rondar los 1.028 millones de toneladas, de acuerdo con los datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA). En la anterior campaña la cifra fue de 960 millones de toneladas, lo que supone un incremento de más del 7%. La Unión Europea (UE) representa el 6% de la producción mundial, muy alejada de Estados Unidos y China, que copan más de la mitad del total; y también por debajo de Brasil. A su vez, en España solo se obtiene algo más del 7% de la producción de la UE.
Si ya bajamos a lo regional, La Rioja representa una ínfima del total nacional, con 500 hectáreas, de las que se obtendrá una producción aproximada de 5.000 toneladas, según datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Un 30% menos que en la campaña anterior, tanto en superficie como en producción.
La época de recolección ha comenzado en Andalucía y sur de Extremadura, pendiente de subir a la zona norte. Las cotizaciones están siendo bajas, lo que va a dar lugar a una mala campaña. Esta situación se explica en parte por las previsiones de incremento de producción a nivel mundial y por la propia gestión de los stocks.
En general, en los últimos cuatro años, la superficie sembrada de maíz en nuestro país ha sufrido un descenso paulatino, como consecuencia de los arriba mencionados bajos precios del mercado internacional, derivados a su vez del incremento global, tanto de la superficie como de la producción mundial.
En este contexto y con una producción regional de 10.000 kilos por hectárea, por debajo de la media nacional, sería necesario incrementar estos rendimientos de forma sustancial para así poder mantener la rentabilidad del cultivo. Pero para conseguir este reto tan ambicioso, no basta con que acompañe la climatología; es necesario apoyarse en la mejora genética de variedades, en la mejor gestión de plagas, enfermedades y hongos, y en una fertilización más eficiente.
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