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María Martín, felicitada por el presidente cuando fue nombrada consejera. :: miguel herreros
Misterio de sanidad

Misterio de sanidad

«Muchas veces nace la enfermedad del mismo remedio»

JORGE ALACID

Sábado, 30 de julio 2016, 23:52

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Baltasar de Gracián

Durante la tormentosa reunión de la cúpula del PP que José Ignacio Ceniceros aprovechó allá en mayo para meter el (imaginario) dedo en el ojo de sus (en teoría) compañeros del PP y quejarse por la falta de apoyo detectada en el partido a sus esfuerzos al frente del Palacete, también hubo tiempo para un debate no menos convulso en torno al preocupante estado de la sanidad riojana. Por entonces se había conocido que la Consejería de Salud pretendía liderar una especie de pacto transversal, donde se incluyeran a partidos de la oposición y sectores en principio alejados de la identidad propia del PP, para mejorar el mapa sanitario. De hecho, en aquella reunión una de las personas que intervino fue la consejera Martín para defender ese acuerdo, que concitaba el rechazo de sectores de su partido.

Martín es dirigente de confianza del presidente Ceniceros, con quien comparte sintonía política y personal, así como una pasión común (y muy entendible) por los Cameros. De modo que debe interpretarse que cuando se embarca en un proyecto para la práctica reinvención de la sanidad riojana cuenta con el beneplácito de su jefe: fue de hecho el mismo Ceniceros quien anunció el pacto por la salud en una comparecencia parlamentaria. Luego, a esa música que sonaba más o menos bien, correspondió a la consejera ponerle letra, cuestión más complicada de lo que parece. En el ámbito sanitario, además de dilucidarse la prestación de un servicio esencial para la ciudadanía, se juega además otra cosa: dinero. La sanidad es también un negocio, su gestión afecta como pocas prestaciones al gasto corriente de la Administración y apunta directamente al corazón del votante: todas esas advertencias sobrevolaron aquella comparecencia de Martín ante los suyos, donde recibió una serie de avisos que luego han ido trasladando en voz baja y voz alta distintos dirigentes del PP. Entre ellos prende la idea de que dinamitar el actual estatus, con una gran parte de los servicios convenidos con el sector privado, pondría en jaque todo el entramado sanitario.

En resumen: que poner en cuestión, o siquiera insinuarlo, los acuerdos firmados con empresas como Viamed parecía descabellado a juicio de quienes dentro del PP, incluso compartiendo afinidad con el equipo de Ceniceros, no acaban de ver la necesidad de emprender esta revisión del modelo sanitario. Con una derivada política: sin mayoría en el Parlamento, todo esfuerzo destinado a forjar un acuerdo pasa por abdicar de los principios propios y acabar aceptando cualquier alternativa de la oposición. O una hipótesis aún más temible para el PP: que Martín decline aceptar las aportaciones de PSOE, Podemos y Ciudadanos, abogue por imponer su propio documento y por lo tanto lleve a su partido a la derrota en la Cámara regional.

En cualquiera de los casos, malas noticias para el Gobierno. Y para el PP, donde se detectan ciertos reproches hacia la estrategia seguida por la consejera: se embarcó en esta cruzada en favor del pacto coincidiendo con el despido del todopoderoso Chema Corcuera, jefe de máquinas de la Consejería que parecía eterno. Culpable tal vez de excesiva afinidad con el entorno de Sanz... Y tampoco el conflicto alrededor del aparcamiento del San Pedro ayuda a despejar las dudas sobre la capacidad de los (aún) flamantes gestores de la sanidad para no pisar charcos donde no deberían chapotear, con una táctica mejorable: se desmintió la alarma desatada por el PR (que se apunta por cierto otro tanto en el Ayuntamiento), se convocó a la prensa (con dos consejeros al frente) para anunciar un convenio con el CERMI sobre gratuidad del estacionamiento para discapacitados y, por sorpresa, emboscada en un párrafo del comunicado, saltó la noticia de que los usuarios del San Pedro deberán pagar por estacionar su coche. Nada que no se pudiera empeorar: las explicaciones posteriores añadieron más confusión, como esa intrigante distinción que regaló la consejera entre la idea de gratis y la de gratuito, palabras que hasta hoy se usaban como sinónimos. En el San Pedro, en vez de cirugía, se receta filología. Y desde el Ayuntamiento prescriben al Gobierno una dosis de tila: obras paralizadas. Misterios de la sanidad riojana.

Martín, cuya designación recibieron con alivio quienes se confesaban hartos de la pareja Nieto-De los Mártires, hoy felizmente censados en Madrid (ese particular dúo Wert-Gomendio a la riojana), se entregó con entusiasmo a mejorar el modelo que heredó cuando Ceniceros le puso al frente de una cartera muy peliaguda. Algunos de sus pasos han sido meritorios. Al menos, planteó una gestión más transparente, muy agradecida luego de tantos años de vinagre... De ahí que hasta sus incondicionales se pregunten qué se le perdió en el aparcamiento del San Pedro, justo cuando la parte mollar de su agenda reclama todas sus energías: el mentado pacto por la salud. Ese pacto nacido de una certeza que alguna vez ha esgrimido con tino la propia Martín: la alta coincidencia programática entre el PP y la oposición en materia sanitaria. La consejera detectó en ese extendido consenso la promesa de un acuerdo beneficioso para los riojanos... aunque se trata de un consenso menos unánime que la extrañeza que despierta pagar por aparcar en el San Pedro.

El hospital donde la tele es gratis. Otro misterio.

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