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Uno de cada tres niños riojanos nace fuera del matrimonio, el doble que hace diez años

Uno de cada tres niños riojanos nace fuera del matrimonio, el doble que hace diez años

Las mujeres extranjeras se inician en la maternidad a los 29 años y las españolas tienen su primer bebé superados los 32

Carmen Nevot

Jueves, 30 de junio 2016, 18:51

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Tener hijos sin pasar antes por el juzgado o por el altar es un fenómeno en auge. De hecho uno de cada tres niños riojanos nace ya fuera del matrimonio, el doble que hace una década. Detrás de esta tendencia hay un sinfín de razones, como el aumento de la maternidad buscada en solitario, la inmigración, la caída de las bodas y, por contra, el apogeo de las uniones de hecho. A todo ello se suma la cada vez mayor secularización de la sociedad.

La proporción de bebés nacidos fuera del matrimonio ha subido como la espuma, especialmente en la última década. En el 2004, por ejemplo, el porcentaje de hijos de madre no casada era del 16,9% y en la actualidad roza el 32%, según se desprende del último estudio sobre el movimiento natural de la población hecho público ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

La nacionalidad de la madre también marca diferencias. Las extranjeras aportan uno de cada cuatro recién nacidos. Al menos así fue en el 2015, año en el que 675 de los 2.734 nacidos en La Rioja era hijo de madre no española (24,9%). Este cada vez mayor acercamiento entre el número de niños de madre inmigrante y de madre española se debe en parte a la edad en la que las mujeres se embarcan en la maternidad. Y es que mientras las primeras aún tienen a su primer bebé a edades más o menos tempranas, las segundas alumbran a su recién nacido más tarde y, por ende, tienen cada vez menos hijos.

Son varios los factores que retrasan la maternidad, como la precariedad laboral o el intento de dejar sentadas las bases de un futuro profesional antes de formar una familia o incluso la quimera de la conciliación laboral y familiar. Sin tener en cuenta el factor de la nacionalidad, las mujeres asentadas en La Rioja tienen su primer hijo a los 32,1 años. Hace una década tenían 30,9. Desde entonces, comenzó un ascenso paulatino y casi consecutivo hasta superar los 32 años en el 2015. Una barrera que se ha sobrepasado por primera vez en La Rioja desde 1975, el primer año de la serie histórica que recoge el INE.

Si se depuran los datos, es decir, si se diferencia entre madre extranjera y madre española, la cosa cambia. Las foráneas son las que impiden que el retraso en la maternidad sea aún mayor. De no ser por la población inmigrante, la edad a la que las mujeres riojanas tendrían a su primer bebé sería de 33,1 años. Enfrente, las extranjeras que se inician en la maternidad a los 29,4.

Y lo uno lleva a lo otro. La tasa de natalidad de las inmigrantes es tres veces superior a la de las autóctonas. Por cada mil habitantes nacen 20,2 bebés de mujer extranjera y tan sólo 7,3 de española.

En cualquier caso, la natalidad ha caído en picado en La Rioja en los últimos años. En el 2015 nacieron 2.734 bebés en esta comunidad, exactamente 100 menos que un año antes y 640 menos que en el 2010 cuando se alcanzó un pico de 3.374 nacimientos. Entonces, la inmigración aún paliaba el batacazo de la natalidad, es más, fue un balón de oxígeno para una población cada vez más envejecida y con una pirámide demográfica que no deja demasiado espacio para el optimismo.

Es preciso remontarse al 2001 para encontrar una tasa de natalidad tan baja como la que se anotó en el 2015 y de la que ayer avanzaba los datos provisionales el INE. Hace quince años venían el mundo 8,73 bebés por cada mil habitantes y hoy en día ven la luz por primera vez 8,74 niños.

En el sentido contrario han evolucionado las defunciones. En nuestra comunidad, fallecieron 3.089 personas en el 2015, lo que supone un incremento del 7% con respecto a los óbitos registrados en el 2014 y del 21% si se compara esta cifra con la que se cerró el 2000.

El descenso del número de matrimonios en La Rioja es una tendencia que se inició hace más de una década, pero además de este patrón se produce otro en paralelo: la caída de las uniones por el rito católico, frente al incremento de las bodas exclusivamente civiles. De hecho, de las 1.062 bodas celebradas en el 2015, 348 fueron en la iglesia y 711 ante el juez o el concejal del turno.

Más muertes que nacimientos

Uno de los indicadores más esperados de entre todos los que ayer hizo público el Instituto Nacional de Estadística es el saldo vegetativo, que mide la diferencia entre nacimientos y defunciones en un año bien sea en una comunidad, en una región o en un país concreto. El dato en sí ofrece una radiografía fija y fría de hacia dónde se encamina una zona demográficamente hablando.

Con el resultado de esta resta en la mano, La Rioja no sale muy bien parada. En el 2015 nacieron 2.734 bebés en la región una de las cifras más bajas de los últimos años y murieron 3.089 personas uno de los registros más altos también de los últimos años.

La diferencia arroja un saldo negativo de 355 personas, una cifra preocupante aunque en esta región, a diferencia de lo que ocurre en el conjunto del país, es un saldo recurrente. Ya fue negativo en el 2014 (-52), también en el 2002 (-58) y en el 2001 (-114). Incluso se rozaron los 500 de saldo negativo en 1999 (-497) y se repitieron trece años con más muertes en nuestra región. Eso fue de 1990 hasta el 2002.

A partir de ahí la balanza dio un vuelco y los nacimientos superaron con creces a las defunciones hasta alcanzar un saldo positivo máximo histórico de 658 personas.

Y aunque la tendencia aquí no es nueva, sí lo es en el conjunto del país, donde, también con datos del 2015, el número de muertes superó al de nacimientos, una situación que no se había producido nunca, o al menos no desde 1941, primer año del que existen datos, y que refleja, según evidenciaban ayer desde este organismo autónomo, la grave crisis demográfica que padece España. En números, el año pasado se registraron 419.109 alumbramientos frente a las 422.276 muertes, lo que arroja un saldo vegetativo negativo de 2.753 personas.

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