14 horas buscando a un niño perdido en Valdezcaray

La alerta la dieron los propios padres del chico. Según contaban, perdieron de vista al menor sobre las 12.30 de la mañana. Los padres creían que había salido de las pistas, y a pesar de haber estado unas horas buscándolo, no daban con él. Así que pasadas las cuatro de la tarde decidieron avisar a los servicios de emergencia.

La búsqueda no fue nada sencilla. Aunque en ella participaron buen número de voluntarios civiles (dos grupos especializados en búsqueda con perros -el de Arnedo y la UCR, con un total de 11 animales y 13 personas- , voluntarios de Protección Civil de Arnedo, forestales, Cruz Roja...) la labor principal correspondió al cuerpo especializado en estos temas y en esas alturas: el Equipo de Rescate e Intervención en Montaña (EREIM) de la Guardia Civil en La Rioja y Aragón, con la ayuda de un helicóptero con base en Agoncillo y de agentes de otros puestos y unidades.

Tras sobrevolar la zona, los equipos de búsqueda comenzaron a buscar por la zona de Campos Blancos (en la parte alta de la estación), donde había desaparecido el chico. La búsqueda dio el primer fruto sobre las nueve de la noche, cuando aparecieron los esquís del menor en la orilla del río Calamantío.

Eso hizo temer a los agentes que el niño hubiera caído al río, por lo que orientaron la búsqueda por las márgenes, sin resultado. El chico, sin embargo, no estaba lejos: los guardias civiles consiguieron dar con él sobre las dos de la mañana en la zona del Barranco Calamantío, bastante al sur de la estación (por el lado contrario del San Lorenzo de donde están la mayoría de las pistas), dentro del término de Mansilla de la Sierra. El niño estaba muy cansado, con síntomas leves de hipotermia y principio de congelación en los pies.

Pero el rescate no había hecho más que empezar. A esa hora y con unas condiciones climatológicas nada óptimas, evacuar al chico por aire era imposible. Así que se imponía volver a la estación, lo que no fue nada fácil: los agentes y el chico emprendieron una travesía por la montaña, de noche y con mal tiempo, para llegar al aparcamiento de la estación de esquí sobre las nueve de la mañana. Las fuentes de la Guardia Civil consultadas por este periódico alaban la entereza y el valor del niño, que fue capaz de completar una travesía de vuelta tan dura, de más de seis horas. Cuando llegaron a la estación, llevaba ya 21 horas en el monte.

El niño pudo reunirse por fin con sus padres tras ser reconocido in situ por los servicios médicos, que le encontraron en buen estado.