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Sandra en la calle principal de la ciudad finlandesa de Porvoo. :: L. R.
Enseñar en el mejor país del mundo

Enseñar en el mejor país del mundo

La riojana Sandra García es profesora de Educación Temprana en la ciudad finlandesa de Espoo

MARÍA SOBRINO

Domingo, 18 de octubre 2015, 21:03

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Acabadas las fiestas, toca volver a las aulas y centrarse en el curso escolar que, con sus dudas y polémicas, se impone para profesores y alumnos. Pero a Sandra García, madrileña de nacimiento y riojana adoptada, la Lomce y sus requisitos no le quitan el sueño desde que hace dos años decidió seguir una oferta digital de empleo que la llevó hasta el país cuyo modelo educativa se considera el mejor del mundo.

Sandra, licenciada en Educación Infantil y Psicopedagogía, es profesora desde hace un año en Educación Temprana -equivalente a Infantil y guarderías en España- en la región de Espoo, a media hora de Helsinki, en Finlandia. Después de realizar algunas sustituciones breves en guarderías finlandesas, firmó un contrato fijo en su puesto de trabajo actual. «Me encontré con unas pruebas de selección de candidatos más fáciles de lo esperado, en las que les interesan mucho los nativos españoles y te consideran como candidato aunque seas joven», explica desde su estudio alquilado en Espoo.

Sobre el estilo educativo, no duda en asegurar que «sería muy positivo implantar la educación temprana finlandesa en España, donde las guarderías se dividen entre las que potencian a los niños con infinitas actividades o simples aparca-niños».

Las diferencias entre el sistema educativo español y el finés saltan a la vista para esta joven profesora. «Aquí no hay prisa para que el niño aprenda a leer y a escribir, sino que se da a los niños la opción de explorar y descubrir libremente», mientras que en España «si un alumno llega a Primaria sin estas capacidades, es considerado con problemas o deficiencias».

Para los profesionales, el rol también varía, pues en los centros finlandeses «el profesor actúa como guía y ayuda más que como maestro de atrio o cuidador de guardería», explica Sandra. De esta forma, tienen más libertad para trabajar acorde al desarrollo personal de cada niño.

Excursiones

También, en línea con la idea fundamental de fomentar la curiosidad de los alumnos, para las escuelas finlandesas las salidas a patios o parques tienen un papel clave. Poco importa que el clima nacional se preste a lluvias y heladas: «Todos los niños desde los dos años salen a jugar al parque o al bosque por lo menos una hora cada día», asegura esta profesora, que reconoce que «la única excepción es que la temperatura baje de los -13º grados». En España, en cambio, las salidas son mucho más reducidas y los patios, vallados, suelen ser de arena o cemento.

Antes de instalarse en Finlandia, Sandra conoció el modelo español al trabajar en un guardería de Madrid. La comparación con su trabajo actual es inevitable también en sus condiciones laborales. «En mi empleo en España trabajaba entre 7 y 8 horas pero cobraba sólo 3 y media bajo la excusa de los propietarios de que necesitaba practicar», recuerda.

En el país nórdico la situación es la contraria y el hecho de permanecer en el puesto de trabajo pasada la hora de salida resulta incomprensible. «Mi jefa aún no entiende y casi le ofende cuando le digo que no me importa irme 10 minutos más tarde con tal de dejar todo listo para el día siguiente». «Según ella, yo debería irme a mi hora exacta y nunca más tarde», relata Sandra.

Después de haberse acostumbrado a la cultura finlandesa, la joven reconoce que si volviese a España sería para abrir o ejercer en un centro especializado, con su propio sistema educativo. Su futuro, por ahora, pasa por continuar con su vida y su trabajo en Finlandia, un lugar en el que reconoce «sentirse en casa». A quienes se planteen un viaje así, les anima: «Dad un pequeño paso, quizá vuestra casa esté ahí fuera».

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