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JUEGO DE TRONOS

EL ANÁLISIS ALBERTO GIL

Lunes, 29 de junio 2015, 23:20

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Muerto Robert Baratheon (Víctor Pascual) la paz se aleja de los Siete Reinos de Rioja. Un mal 'acuerdo', a la vista de los primeros resultados, permitió a Luis Alberto Lecea en el año 2013 convertirse en Tywin Lanister, el nuevo regente del Trono de Hierro con la aspiración de cerrar las heridas entre las casas nobiliarias después de los tumultuosos dos últimos años de desencuentros del reinado de Baratheon.

Tywin (Lecea) nunca tuvo el apoyo real de su propia familia, Asaja, que pretendía un joven 'rey' a quien la casa Tyrrel (cooperativas) vetó argumentando que había demasiado en juego como para confiarlo todo a la juventud del joven candidato (Alex Las Heras). Asaja ha hecho más bien poco para que Tywin continuase su mandato y, si bien no ha sido la familia directa quien ha colgado de la pica su cabeza, sino los Tyrrel reclamando su derecho a compartir el Trono de Hierro por los dos años que restan, el 'viejo Lanister' se va incluso poniendo su vocalía a disposición del sindicato después de casi 30 años.

Como parte de la 'venganza', los Lanister impidieron que Fernando Ezquerro asumiera el Trono de Hierro para los Tyrrel, como parecía lógico, y, en su lugar, será José María Daroca, también de la misma casa pero siempre con un ejercicio discreto, quien dirija el destino de los Siete Reinos por los próximos dos años. Mientras los consejeros se enzarzan en las intrigas de la corte, los Siete Reinos se enfrentan a retos difíciles. Daenarys Targaryen, la madre de dragones, continúa liberando 'esclavos' bajo el atractivo eslogan de secesión nacionalista a su paso por la Sonsierra y aprovechando la distracción de la corte del Desembarco del Rey.

Pero lo peor está más allá del gran muro, donde la Guardia de la Noche, ni aun con decretos de urgencia para salvaguardar el de los Siete Reinos de Rioja, se ve capaz de frenar el avance de los 'caminantes', que, a golpe de disposiciones liberalizadoras, acabarán derribando las puertas del pequeño 'ombligo' riojano en el que unos 16.000 viticultores viven, o refuerzan sus rentas, gracias a las cosechas de uva.

Cosechas que, después de una época de dificultades, han vuelto a ser 'generosas' en los Siete Reinos, aunque el precio de la cántara de vino blanco se empieza a desplomar inexorablemente en el mercado después de unos años de abundancia. Los señores, las bodegas, exigieron nuevas plantaciones y, ahora que están a punto de llegar los frutos, han decidido irse a otras zonas para producir más barato.

El caso es que hay un nuevo ocupante del Trono de Hierro y que, dentro de dos años, serán de nuevo los Baratheon (las bodegas) las que, por turno, se sienten en él, pero el histórico primer mandato de los viticultores, los verdaderamente amenazados por las corrientes liberalizadoras de más allá del Muro, no será lamentablemente recordado por los resultados en su favor, sino más bien por las intrigas y desencuentros de las familias en Desembarco del Rey.

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