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La alubia (o caparrón) de Anguiano tiene un sello de calidad que la distingue de posibles falsificaciones.
Caparrón de Anguiano...  de mentira

Caparrón de Anguiano... de mentira

La alubia de la localidad serrana es una delicia culinaria; el problema es que hay «muchísimo fraude»

PABLO ÁLVAREZ

Lunes, 25 de mayo 2015, 00:31

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No hay nada como el caparrón de Anguiano. Una legumbre sin apenas piel, que ni se mastica. Nada arenosa y muy suave, no hace grumos y se deshace en la boca. No, no hay nada como el caparrón de Anguiano... pero muchos se le quieren parecer. Aunque para ello haya que cometer algo que sólo se puede llamar de una manera: un fraude al consumidor.

Con los años, la alubia de Anguiano ha ido ganando fama y mercado. Y, con ambas, han llegado las artes fraudulentas de productores y comerciantes riojanos que intentan hacer pasar por liebre lo que sólo es gato.

«Hay mucho fraude, muchísimo», se lamenta Javier Llaría, presidente de la Asociación de Cultivadores de la Alubia de Anguiano. «Al fin y al cabo tenemos una marca de calidad y hay quien quiere aprovecharse de ello». Es común, por ejemplo, querer vender como proveniente de Anguiano una alubia roja pequeña llegada, por ejemplo, de Argentina. Ése es el fraude más difícil de evitar: «La pones una al lado de la otra, y hasta a mí me puede costar distinguirla», explica Llaría. «Pero claro, luego en el plato no tiene nada que ver».

¿Cómo evitar caer? Hay dos maneras sencillas. La primera, buscar la etiqueta: si el producto viene con la etiqueta de los cultivadores (unas hojas verdes, unas alubias y la inconfundible silueta de un danzador de zancos) es sin duda de Anguiano.

A 5 euros... falsas

Pero también cabe usar el sentido común. «Nosotros estamos vendiendo el kilo en el pueblo a 8 euros. Si alguien me compra un montón, puedo llegar a dejárselas a 7». Así que si un consumidor ve alubias 'de Anguiano' en la tienda a 5 euros el kilo... no hay duda: «Son falsas».

Además del fraude 'más sofisticado' hay otros más fáciles de detectar, y que buscan aprovecharse de la ignorancia del consumidor que ha oído campanas y no sabe dónde. «Yo he llegado a ver una tienda que vendía 'lentejas de Anguiano'. Y no he visto en la vida una mata de lentejas en el pueblo». Llaría también se ha encontrado con alguna frecuencia alubias pintas (rojas y blancas) vendidas como «de Anguiano». Y de eso nada: la de verdad es roja, solo roja.

Quizá el problema sea que, en realidad, muchos comerciantes no sepan que están cometiendo no sólo un engaño al consumidor, sino un fraude legal con todas las de la ley. «Las marcas 'Alubia de Anguiano' y 'Caparrón de Anguiano' están registradas, no se pueden usar para un producto que no sea de verdad».

Un camino largo

Alubia o caparrón («los dos son correctos, aunque en Anguiano siempre le hemos llamado alubia»), la verdad es que la legumbre de la localidad tiene detrás un camino que ha sido duro, pero al que le queda por delante un potencial muy grande. Hace unos años, la variedad local del caparrón -registrada con el nombre de 'alubia del Encinar'- casi había desaparecido. «Venían de Tolosa para que cultiváramos aquí su variedad, y la nuestra la seguía manteniendo poca gente y para comérsela ellos».

Pero el tiempo, y el esfuerzo de los productores, ha acabado dándole salida y fama a un producto que la merece. «A la gente mayor le cuesta ver que es importante estar todos unidos», lamenta Llaría. Pero los frutos son potencialmente enormes. «Nosotros vendemos a 8 euros, pero en Tolosa la alubia se vende a 12 euros, y en Guernica a 18 o 20». Y la riojana no tiene nada que envidiar... más que el nombre.

Cultivar la alubia de Anguiano requiere su trabajo. «No es como la argentina, que es de mata baja y se recoge a máquina. Ésta hay que levantarla, ponerle tutores... es mucho más trabajo». El futuro, sin embargo, es prometedor. «Se podría cultivar 10 veces más alubia que ahora». Claro que, para eso, sólo hay que saber lo que es el caparrón de Anguiano... de verdad. Evite el fraude: su paladar se lo agradecerá.

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