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M. J. GONZÁLEZ
Viernes, 24 de abril 2015, 23:13
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El envejecimiento de la población y las nuevas pautas sociales son los factores que explican los resultados de la Encuesta Continua de Hogares del INE, según explica el profesor de Sociología de la Universidad de La Rioja (UR), Fernando Díaz Orueta.
-¿Cuál es su impresión tras conocer los resultados que el INE arroja para La Rioja?
-Creo que reflejan la situación de una comunidad con un envejecimiento importante de la población y en la que también se está dando un cambio hacia estructuras familiares menos tradicionales y, entre comillas, más modernas. Un dato muy interesante es que el tamaño medio del hogar riojano es de 2,41 personas. Es decir, que nos situamos en la parte baja del escalafón autonómico.
-Como consecuencia de unidades familiares con menos hijos o sin ellos, directamente.
-Así es. Los hogares de parejas sin hijos han experimentado un aumento en los últimos años y, dentro de los que tienen hijos, se ve muy claramente el descenso que ha habido en la natalidad. Es un resultado muy razonable porque es bastante equiparable a lo que ocurre en otros países de Europa o en el resto del mundo desarrollado.
-Lo que no se ha producido es un 'mestizaje' entre las parejas.
-Las cifras aún son bajas para el porcentaje importante de inmigración que tenemos y, además, creo que ese 'mestizaje' se ha producido con gente de la UE y no con inmigrantes llegados de otros puntos. Ese es un dato que debería hacernos reflexionar sobre la necesidad de acometer políticas que aproximen a los distintos grupos que formamos hoy este país.
-El INE augura para el 2029 una reducción del tamaño medio de los hogares riojanos.
-Ese descenso, en sí mismo, no es ni bueno ni malo. Si es producto de un fuerte envejecimiento de la población, sí debería ser una referencia para tener en cuenta. Pero si obedece a cambios en las formas de emancipación de la población más joven e, incluso, en las formas de vida de la gente que decide que en lugar de vivir en pareja en el mismo hogar prefiere hacerlo sola o, incluso, aunque esté emparejada, en hogares diferentes, sería un cambio cultural importante. Pero no nos estaría hablando de una estructura demográfica desequilibrada. No obstante, y pese a que las proyecciones son valiosas, hay que tomarlas con precaución, porque las que se hicieron en los años 90 no pudieron prever la oleada migratoria que se produjo posteriormente en nuestro país.
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