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Imagen de la torre ardiendo y del alzamiento, un año después, del nuevo chapitel.
Arde la torre de Fuenmayor

Arde la torre de Fuenmayor

El 8 de abril de 1980, los bomberos de Logroño acudieron de inmediato al avisarles el alcalde, pero tuvieron muchos problemas para sofocar el fuego

Pío García

Domingo, 5 de abril 2015, 19:27

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El chapitel que coronaba la torre de la iglesia de Santa María, en Fuenmayor, llevaba ahí más de 200 años. Lo había construido Juan Martín de Gavirondo, vecino de Logroño, en madera recubierta de plomo, con una veleta arriba y un collar de balaustres. La iglesia de Fuenmayor, del siglo XVI, es un templo gigantesco, solemne y oscuro, de unas dimensiones catedralicias. El chapitel de Juan Martín de Gavirondo sustituía a otro anterior, contemporáneo de la propia torre, fabricado en plomo y madera, que tuvo que ser demolido en 1767 porque su excesivo peso comprometía la estabilidad de todo el edificio.

El nuevo chapitel, asentado sobre un cimborrio de aire mudéjar, resultaba más grácil, hacía buenas migas con la iglesia, se integraba bien en el paisaje y parecía destinado a durar milenios. Pero el 8 de abril de 1980, a las cuatro y veinte de la tarde, durante la celebración del Día del Árbol, un cohete entró accidentalmente por la linterna, prendió fuego a la madera y convirtió la torre en una antorcha flamígera, con las llamas atizadas por el fuerte viento.

Los bomberos de Logroño acudieron de inmediato, avisados por el alcalde, pero tuvieron muchos problemas para sofocar el fuego, ya que el brazo articulado no se podía arrimar lo suficiente y el agua de las mangueras no alcanzaba su objetivo. Durante unos minutos de nerviosismo, se planteó incluso la posibilidad de pedir una avioneta a Icona. Mientras tanto, el pueblo entero observaba el incendio con asombro: caían al suelo trozos de madera incandescente y los vecinos comenzaron a temer que el fuego no se detuviera en el chapitel, sino que se extendiera a las dependencias parroquiales.

Según el relato publicado al día siguiente en el periódico (la noticia protagonizaba la portada del 9 de abril en 'La Rioja'), la solución llegó a las cinco y media de la tarde, cuando algunos bomberos, ayudados por jóvenes del pueblo, treparon por las escaleras interiores de la torre hasta el corazón mismo del incendio. Ante la inoperancia del brazo articulado que trataba de apagar las llamas desde el exterior, solo la acción desde dentro logró dominar el incendio a última hora de la tarde. Finalmente, los daños quedaron limitados a la torre, que quedó mocha. No hubo víctimas..., excepción hecha de una cigüeña que había colocado allí su nido y se pasó toda la tarde dando obsesivamente vueltas a la torre, estupefacta, sorprendida por haberse visto desahuciada de aquel modo.

Como a veces sucede, la desgracia tuvo su reverso positivo: Fuenmayor se organizó en seguida para, mediante suscripción popular, colocar otro chapitel sobre la torre de su iglesia. El alzamiento de la nueva estructura se produjo el 22 de agosto de 1981. Una placa situada a los pies del templo recuerda el suceso y cómo la reconstrucción fue posible «con ayuda de todos». Un vídeo colgado en Youtube, de una hora de duración, recupera el emocionante momento en el que Fuemmayor dejó de tener la torre mocha y recuperó su perfil.

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