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«La de las gafas no es una señorita de verdad, porque las de verdad no pegan»

«La de las gafas no es una señorita de verdad, porque las de verdad no pegan»

Varios padres cuentan los extraños comportamientos de sus hijos tras pasar por la Casa Cuna

Luis J. Ruiz

Viernes, 6 de marzo 2015, 12:09

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Continúa el juicio por los presuntos malos tratos en la guardería municipal Casa Cuna de Logroño, en el que están acusadas la ex directora, Noelia O.A., y dos cuidadoras, Verónica G.E: y María del Carmen A.F. Tras las dos jornadas previas, han pasado por la sala más ex cuidadoras del centro, así como los padres de algunos de los niños. El lunes prosigue el juicio con más declaraciones de padres.

Una de las extrabajadoras de Casa Cuna ha explicado esta mañana que Noelia y Verónica, dos de las imputadas, llegaron a encerrar en un cuarto oscuro sin luz natural y con la artificial apagada a una de la menores "en cuatro o cinco ocasiones" hasta que la menor se lo dijo a sus padres. Una de las profesoras asegura que ese castigo afectaba especialmente a una niña concreta, que llegaba a estar encerrada a oscuras y con la puerta cerrada hasta 20 minutos

Además han reiterado que Noelia recurría a la violencia lengua física tanto en la hora de la comida y de la merienda. En un caso, golpeó a un menor que se estaba quedando dormido mientra comía, agresión que se suma a las cinco relatadas por sus compañeras ayer".

Otra de las testigos que han pasado ya por el juzgado ha explicado que durante un mes intentó contactar con la responsable de servicios sociosanotarios de Eulen para trasladarle "lo que pasaba con Noelia" sin conseguirlo: "Siempre me decía que quedaríamos otro día".

La cuestión de si las trabajadoras denunciaron o no la situación a la empresa concesionaria ya ha surgido en repetidas ocasiones en el juicio. El jueves, las trabajadoras que declaraban ya fueron cuestionadas por los motivos por los que informaron a los padres de los menores de los presuntos malos tratos y no a la dirección del centro o de Eulen.

Una de ellas aseguró que lo pensó, pero que tuvo «miedo» de informar mientras que otra de las jóvenes, tras una caótica declaración, no acertó a justificar su actitud. Las otras tres testigos dijeron que sí lo hicieron: una a Noelia O.A., otra a la administrativa de Eulen, que se comprometió a trasladar su queja a la responsable del área, y la tercera, directamente a esta responsable. «¿Quién me va a creer?, pensé. No soy nadie. Pensaba que me iban a despedir y que no iba a servir para nada. No iban a hacer nada».

Otra versión

Por la sala del juzgado también ha pasado una trabajadora que estuvo en Casa Cuna durante un mes a razón de tres horas diarias durante las que no presenció ninguno de los hechos denunciados.

Además ha declarado una actual trabajadora de la guardería municipal rechazando cualquier tipo de agresión, gritos o insultos. La testigo, que sufre un problema auditivo, también asegura que nunca vio a Noelia abofetear a los menores y explica que una de las ex trabajadoras que así lo asegura nunca coincidió con la directora en la hora de las comidas.

Además, una profesora que sigue en la Casa Cuna y que en un primer momento estuvo acusada ha negado que eso sucediera. Incluso, ha puesto en duda la presencia de las primeras en los hechos que relatan y que no denunciaron en su momento por miedo a perder su trabajo.

Quemadura en la nariz

Especialmente sensibles han sido las declaraciones de algunos padres de los niños matriculados en el centro. Uno de ellos ha relatado que la respuesta de Eulen cuando pidieron explicaciones ante los comentarios de que se estaban produciendo malos tratos fue que por sus trabajadores ponían "la mano en el fuego".

Otra madre ha contado que su hija salió un día de la Casa Cuna "con una quemadura en la nariz" y que, cuando comenzó a hablar de la guardería gracias al trabajo de una psicóloga, "dijo que Noelia (la directora) la empujó contra una plastificadora".

La mujer ha relatado cómo, mientras estuvo en el centro, nunca contaba nada de la guardería y salía ronca. También notó, en el periodo que estuvo escolarizada en la Casa Cuna, que salía con "ansiedad" y lo expresaba en la forma de usar el chupete; y "no tenía otra obsesión que decir a todo el mundo: he comido bien, he comido bien".

"La niña empezó a hacer cosas que en casa no hacemos", ha explicado, como llamar "asquerosa" a su madre o decir a su hermano "que le iba a pegar una hostia". Frases que coinciden con lo que, según algunas educadoras, decían las denunciadas. La madre ha contado, también, que cuando le reñía "se iba a la oscuridad" y si le preguntaban qué hacía decía: "Estoy castigada, soy una niña mala". Otro día, se la encontró en el baño sentada a oscuras, cogiendo papeles y metiéndoselos por la nariz.

"El noventa por ciento de los días salía con los papos enrojecidos, pero me decían que era porque hacía calor", ha relatado. Y un día salió con un quemazo en la nariz y le dijeron a la madre que se había caído en el patio. Además, dos días salió con sangre en la nariz: un día le dijeron que se había pegado un cabezazo con otro niño y otro día no le dijeron nada.

La niña dejó la Casa Cuna a los tres años para ir al colegio y, ya allí, la profesora le preguntó a la madre si había algún problema en casa porque "no podía con ella". La llevaron al psicólogo y la niña "empezó a hablar"; contó, por ejemplo, "que el quemazo de la nariz se lo había hecho la directora de la Casa Cuna lanzándole contra una plastificadora". La niña, tras conocer maestras nuevas en el colegio, dice una frase que, para la madre, lo resume todo: "La señorita de las gafas (que es como llama a la ex directora de la Casa Cuna) no es una señorita de verdad, porque las señoritas de verdad no pegan".

La madre ha relatado cómo fue "hace dos meses" cuando su hija, gracias al trabajo de la psicóloga, contó el episodio de la plastificadora y que, por la gravedad, había intentado ponerse en contacto con la Fiscalía sin lograrlo. Ha añadido que toda la familia, al darse cuenta de lo que le habían hecho a su hija, está atravesando un momento muy duro. La niña llegó a la guardería con menos de tres meses y, en ese momento, la destetó. Ahora, es tal su sufrimiento sicológico que le ha vuelto a subir la leche.

Habitación oscura

La madre de esta niña (que ahora tiene cuatro años y medio) también ha contado que a un cuarto oscuro le llama 'la habitación de' y el nombre de una niña a la que, según varias educadoras de la Casa Cuna, solían encerrar en el cuarto cambiador.

Una de ellas ha relatado este viernes, en una intervención previa a la de los padres, que la niña llegaba muy nerviosa y, si se le caía la leche del desayuno sin querer, o lloraba, la encerraban "en el cuarto cambiador, con la luz apagada y la puerta cerrada". El tiempo: hasta veinte minutos, y siempre sola, según este testimonio.

El padre de esta niña supuestamente encerrada ha testificado más adelante y ha contado cómo su hija "encerró a una muñeca en el baño de casa y le gritó". El padre no se atreve a decir si es porque la encerraban en la guardería, pero también ha contado que, el tiempo que estuvo en el comedor, se despertaba por la noche gritando 'al comedor no' y, entonces, la sacaron.

La defensa de la tutora a la que se le acusa de este encierro ha exhibido los regalos que la madre de esta niña le hizo, y las cartas de agradecimiento. El padre ha explicado que su mujer es "extremadamente detallista" y que les gusta esforzarse en llevarse bien con las profesoras, porque eso repercute en el bienestar de su hija. Ha añadido: "A veces te haces una barrera y no te quieres creer las cosas".

Otras madres también han contado que, ahora, "relacionan" hechos con los que está saliendo sobre la Casa Cuna, como que sus hijos tienen miedo a la oscuridad.

Y una ha subido al estrado para decir que su hija estuvo contenta y que en septiembre llevará a su segundo hijo a la Casa Cuna.

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