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TERI SÁENZ
Jueves, 26 de febrero 2015, 22:55
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La formalización de la Ley de Capitalidad de la ciudad de Logroño dio ayer un paso adelante con el rechazo por parte de la mayoría del PP de la enmienda a la totalidad presentada por el PSOE. El portavoz socialista razonó sus reparos tanto por la falta de concreción del objeto del texto como por la «discrecionalidad» que se ampara a la hora de fijar la cuantía del convenio con la ciudad por parte del Ejecutivo regional y, sobre todo, por el afán de dominio sobre el gobierno municipal que a su juicio esconde la ley. «Hay muchos atisbos de autoritarismo y control político más allá de la normativa», resumió Pablo Rubio.
Un diagnóstico similar apuntó el PR+, que por boca de Rubén Gil Trincado censuró no sólo el oportunismo del proyecto sino sus intenciones últimas. «Todo el mundo sabe que el mandamás del Ayuntamiento no está allí dentro sino en el Palacete», aseveró. Y como ejemplo, la polémica sobre la Ecociudad y el conflicto de competencias que suscito la intención frustrada finalmente de urbanizar el Monte El Corvo.
Ninguno de esos argumentos hizo recular al PP. Su portavoz, Carlos Cuevas, justificó la Ley como la fórmula de «consagrar» legislativamente el convenio de capitalidad y, paralelamente, cumplir una promesa adquirida con el principal núcleo de la comunidad autónoma donde, además, se agrupa buena el grueso de las instituciones.
En una sesión que se alargó durante seis horas y donde la cuestión ocupó el último punto del orden del día, el presidente regional insistió en que la Ley «es un compromiso del PP con los logroñeses y también con los riojanos». Lejos de las sospechas de intromisión en el Gobierno municipal, Pedro Sanz arguyó que se garantizará así la financiación más allá de quien ocupe la Alcaldía. «Ustedes nunca han creído en Logroño», espetó a las bancas de enfrente para enfatizar que fue con los populares cuando en 1998 se reconoció el plus de capitalidad y tachar de «electoralista» la enmienda a la totalidad.
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