Un derroche insoportable

Esas son las principales conclusiones de los informes elaborados por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), por un lado, y, por otro, por la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios (HISPACOOP), que constriñó su análisis al agregado nacional. Además, el Parlamento Europeo también ha debatido el despilfarro que supone tirar alimentos a la basura y ha propuesto diferentes medidas entre las que destacan la optimización de los envases, la formación en todos los niveles de enseñanza y, sobre todo, la concienciación. Las previsiones de la Unión Europea son que, si no se toman medidas, en el 2020 esos 89 millones de toneladas serán 126.

¿Quiénes son los responsables? Según la Comisión Europea el 42 por ciento de todos los alimentos que acaban en el cubo de la basura de los europeos procede de los hogares y estima que el 60 por ciento se podría evitar. Además, la industria está detrás del 39 por ciento de los alimentos que se tiran; la cadena de distribución tira el 5%; y los restaurantes, el 14 por ciento.

63 kilos por riojano y año

En La Rioja el volumen de alimentos que acaban en la basura responde a esa estadística nacional. Cada año, cada riojano compra y no consume 63 kilos de comida que acaban en el vertedero. En total, 20.387 toneladas de alimentos, es decir, aproximadamente el 18 por ciento del total de nuestra cesta de la compra anual.

¿Qué tiramos y por qué lo tiramos? Las respuestas las ofrece el estudio sobre el desperdicio de alimentos en los hogares de la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios.

Los cuatro grupos de alimentos que con más frecuencia acaban en el proceso de reciclaje son el pan, cereales y otros alimentos de pastelería (19,3 por ciento), las frutas y las verduras (16,9%), la leche, yogures, quesos y derivados (el 13,3%) y la pasta, el arroz y las legumbres (el 13,2 por ciento). Pero también el 7% de las bebidas, el 5,9% de las carnes, el 3,7% de las conservas o el 3,4% de los pescados y los mariscos.

A la hora de justificar el desperdicio alimentario, la encuesta elaborada por HISPACOOP explica que el principal argumento esgrimido por el consumidor es que se trataba de alimentos sobrantes de las comidas. También se tiran productos deteriorados por su mala conservación o por el exceso de tiempo, productos caducados o aquellos preparados de una manera inadecuada.

En sus conclusiones, HISPACOOP apunta que los consumidores deberían tomar como máxima la de no tirar nunca ningún alimento, aprovechar los alimentos sobrantes o congelarlos, revisar antes de hacer la compra los alimentos disponibles y planificar la compra en función de los menús que se prepararán.