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Flirteos peligrosos al salir de clase

Flirteos peligrosos al salir de clase

Los jóvenes riojanos beben más que el resto de adolescentes del país y dan el primer trago a los 13,5 años, cuatro meses antes que la media en España

CARMEN NEVOT

Sábado, 27 de diciembre 2014, 21:06

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Era un jugueteo, sin más, empiezas como todos, con los colegas de clase. Te comes el mundo y tienes que probarlo todo. Cualquier hierba que se pueda secar, se puede fumar y si es con una cerveza en la mano, mejor. Al final, terminas cayendo en el pozo». Un mismo patrón para todo un mundo que a la mínima y sin avisar se llena de adicciones.

La Rioja no es diferente al resto y las futuras dependencias a las sustancias más nocivas comienzan a gestarse, en la mayoría de los casos, al salir de clase. El último informe Estudes sobre uso de drogas en enseñanzas secundarias así lo delata.

El documento aborda, a grandes rasgos, el consumo de drogas -incluido alcohol y tabaco- entre los más de 14.000 adolescentes riojanos de edades comprendidas entre los 14 y los 18 años. En una primera radiografía, sin entrar al detalle, las cifras son bastante reveladoras: el 84% bebe alcohol, el 21,2% consume cannabis, el 34,9% fuma tabaco, el 10,9% toma tranquilizantes con o sin recetas y el 2,5% consume cocaína. El resto de sustancias analizadas como el éxtasis, el 'speed' y los alucinógenos tienen, al menos en estas edades, una presencia anecdótica.

En una comparativa con España, los jóvenes riojanos salen bastante mal parados. Aparecen como los mayores consumidores de alcohol, aunque no siempre es así, a los 14 años el porcentaje de bebedores riojanos es más bajo que el mismo porcentaje a escala nacional, una tendencia que se invierte claramente a los 16 años. Además, la edad de ese primer trago en esta región se da a los 13,5 años, cuatro meses antes que de media en el conjunto del país. Por sexos, ellas ya superan a los chavales. El 85% del consumo es femenino frente al 82,9% masculino. Y por años, en el periodo analizado 2012-2013, el consumo había crecido casi cinco puntos con respecto al 2010. En cuanto a las bebidas consumidas entre semana gana por goleada la cerveza, seguida de los combinados y del vino; y los fines de semana, los combinados ocupan el primer puesto, después la cerveza, los licores de frutas, licores fuertes y finalmente el vino. ¿Dónde se bebe? Este aspecto también lo recoge la encuesta. El 52,8% de los jóvenes confiesa consumir en bares y pubs y el 44,9% en espacios abiertos. En La Rioja también toman fuerza los denominados 'otros lugares' y es que el 12,7% de los encuestados dijo beber en casa, el 22% en casa de otras personas y el 13,2% en restaurantes.

La moda del 'binge drinking'

Hecha esta primera instantánea de un problema que lejos de cesar aumenta, el informe ofrece datos sobre una práctica muy de moda entre los jóvenes, el 'binge drinking', también denominado consumo intensivo, que consiste en beber cinco copas o más en un intervalo de dos horas. El 28,5% de los adolescentes riojanos encuestados (28,9% ellas y 28,1% ellos) había practicado el 'binge drinking' dos o más días en los 30 días previos a la encuesta. Se trata, para una de las voces más expertas de esta región, de una «costumbre peligrosísima». Quien así lo advierte es José Luis Rabadán, presidente de la Asociación Riojana para la Atención a Personas con problemas de Drogas (ARAD). «Nuestro organismo puede metabolizar una cantidad diaria de alcohol, todo lo que pase de esa cantidad es tóxico para nuestro organismo a nivel cerebral, hepático y a nivel de todos los sentidos y eso en condiciones normales sin que haya concomitancia con ninguna enfermedad y con ninguna medicación». ¿El límite de alcohol? Siempre que no haya interferencia por enfermedad o por medicación es, explica Rabadán, el equivalente de tres vasos de vino o tres cañas en un hombre y de dos vasos de vino o dos cañas en una mujer. Las razones de ese diferente techo de consumos entre sexos radica en las propias diferencias entre hombre y mujer: distinta distribución de músculo, de grasa, pesos dispares y peor metabolización del alcohol en el caso de ellas.

En cuanto al cannabis, el documento del Observatorio Riojano sobre Drogas revela que su consumo ha ido descendiendo año a año; una tendencia similar a la del conjunto del país. En esta comunidad, el 21,25% de los adolescentes consume cannabis, frente al 40,6% que lo hacía en el 2002, un descenso notable que ha sido especialmente sustancioso desde el 2010. Preocupa especialmente un dato, que el 18,7% de los riojanos que hace 'binge drinking' fuma cannabis y que el primer porro se fuma a los 14,9 años.

Una de las variables analizadas más sorprendentes es la relación entre las calificaciones académicas obtenidas por los estudiantes y el consumo de cannabis y tal como ocurre en el conjunto del país, los alumnos riojanos que no consumieron esta sustancia en el mes previo a la encuesta obtuvieron mejores notas y suspendieron en menor medida que quienes sí fumaron. En personas que en los últimos 30 días habían consumido cannabis, el 26% en España y el 13,2% en La Rioja, habían obtenido un suspenso, frente al 6,3% de los que, tanto en el conjunto del país como en la región, habían suspendido y no habían fumado. Para Rabadán la conexión es evidente. «El cannabis y sus derivados afectan a la memoria, a la concentración y a la capacidad de aprendizaje y son facultades que tienen que estar al 100% en un chaval de estas edades».

Con independencia de las variables, los datos y las cifras, el presidente de ARAD da un pequeño tirón de orejas al mencionado documento, no sólo porque recoge una muestra desigual entre España y La Rioja que puede distorsionar la comparativa nacional y regional, sino porque habla de cannabis en general y no diferencia entre hachís y marihuana. Con el tiempo, la venta de semillas se ha legalizado y «los chavales están empezando a cultivar marihuana en un jardín escondido, en su casa en una maceta... Es la misma planta pero con otra potencia diferente», apunta. Además, a diferencia del hachís que se mezcla con tabaco, la marihuana se fuma sola y, por tanto, «estamos hablando de una potencia psicoactiva entre tres y cuatro veces superior a la del hachís». De hecho, en ARAD detectan que la marihuana está ganando la batalla al hachís y en eso influye la permisividad de los españoles hacia esta droga. Una percepción que tiene su reflejo en una reciente encuesta de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) que concluía que el 52,1% de los españoles es partidario de permitir la venta de cannabis a adultos.

En cuanto al tabaco, tanto en España como en La Rioja ha bajado de forma importante el porcentaje de fumadores, aunque «ahora, con los recortes, también se invierte menos en prevención; es algo que se está abandonando y probablemente dentro de unos años paguemos las consecuencias», apunta Rabadán.

Sea como fuere, para este especialista, una de las conclusiones del informe es que el objetivo de que los jóvenes no prueben las drogas se está revelando utópico, lo mismo que el hecho de retrasar la edad de inicio, algo «muy preocupante» porque «todas las drogas son nocivas para la salud, pero en una persona que no está terminada de hacer ni física ni psicológicamente, ese riesgo se multiplica por lo que queramos».

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