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Una transformación que pasa por la adaptación y la renovación del sector

Una transformación que pasa por la adaptación y la renovación del sector

El futuro de la agricultura pasa por la regeneración, la adecuación a los nuevos mercados y la optimización de recursos

Luismi Cámara

Miércoles, 29 de octubre 2014, 13:39

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Optimismo pese al volumen de los retos que afrontar para lograr un futuro esperanzador. Esa ha sido la conclusión generalizada de los cuatro ponentes de la mesa redonda que trató sobre La transformación de la economía agraria en la segunda jornada de Futuro en Español. Eso sí, cada uno defendió su posición desde el punto de vista de la pata del sector agrario que representaban.

Un futuro low cost

  • «La rentabilidad de las exportaciones parte de la mejora de rendimientos y por la rebaja de los costes productivos para ser más competitivos. Ir a la reducción de gastos manteniendo la calidad del producto y del servicio es una de las tendencias del mercado. ¿Por qué no hacerlo en la agricultura? No sé si hablar de agricultura low cost, pero sí hay que tender hacia ello». Fernando Burgaz, director de la Industria Alimentaria del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, apostó por esta línea productiva low cost como una de las direcciones «más favorable» hacia las que debía encaminarse el futuro de la agricultura. Un futuro que pasa por «los mercados», trabajando en cadena para alcanzar el máximo rendimiento.  

  • El representante del gobierno central en la mesa redonda que versó sobre La transformación de la economía agraria analizó los retos y las restricciones del sector. «El aumento de la población; la globalización de los mercados; la protección del medio ante el cambio climático; la calidad; la alimentación y la salud, que son prioritarios; y el consumidor, cada vez más exigente y con gusto cambiantes». Estos fueron los seis retos que marcó Burgaz, mientras que señaló como las piedras en el camino y los puntos a mejorar a «las empresas de pequeño tamaño y mal avenidas; la problemática de un sector envejecido; el aumento de la volatividad de las ventas; la responsabilidad social y el consumo».

  • El director de la Industria Alimentaria centró su mirada, además, en el comercio electrónico y animó al sector a acercarse a «ese 96% de jóvenes que navegan por internet» por su importancia para cuando tengan «capacidad de compra».

En el debate participaron Fernando Burgaz, director de la Industria Alimentaria del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente; Pedro Narro, director de la oficina de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) en Bruselas; Iñigo Nagore, consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de La Rioja; y Raquel Baldellou, directora de Área de Negocio de la Dirección Territorial de CaixaBank en Aragón y La Rioja. Todos plantearon sus propuestas y analizaron los desafíos que se presentan para que uno de los motores fundamentales en la economía española no se estanque y progrese en un mercado global que también debe fijarse en el local como fuente de ingresos.

Narro se declaró siempre optimista porque había visto lo que los agricultores han sido capaces de hacer desde la entrada de España en la Comunidad Económica Europea. Ha habido luces y sombras, pero hay que avanzar poniendo todos de nuestra parte para que el sector mejore, explicó antes de añadir que, en unas jornadas en las que se habla de un idioma común, todos los agentes del sector debían unirse con el mismo lenguaje. Nagore también adivinaba un futuro lleno de oportunidades, pero advertía que había que cambiar el chip y que eran los agricultores los primeros en hacerlo. Siempre se están quejando y deben dejar de hacerlo para hacer el sector más atractivo, comentó el consejero.

El representante del gobierno central también se mostraba tremendamente positivo por la adaptación de un sector agrario y tenía el convencimiento absoluto de que lo va a seguir haciendo bien. Ahora bien, Burgaz insistía en la conclusión de la mesa en los dos puntos que consideraba claves para ese mañana ilusionante. El futuro está en los mercados, no en las políticas públicas. Por eso, hay que preguntarse y analizar con claridad a quién nos dirigimos, cómo hacerlos y qué ofrecerles. Además, para llegar lejos hay que ir de la mano de otros compañeros de viaje, porque el trabajo en cadena y la optimización de recursos son fundamentales, insistió el director de la Industria Alimentaria.

La encargada de abrir la mesa redonda fue Baldellou, que centró su discurso en la necesidad de los bancos de adaptarse y evolucionar con el cliente. Su entidad, según comentó, lo había hecho de forma adecuada. El sector agrario nos demanda una serie de servicios y productos que la profesionalización y la salida al exterior precisa y nosotros nos hemos preparado para ello. Así, aunque mantenemos nuestros productos tradicionales, hemos evolucionado para seguir complaciendo al cliente, desveló.

El coste del producto

El representante de los agricultores habló de tres frentes a tener en consideración: la globalización, los problemas fitosanitarios que plantea la importación de algunos países, el relevo generacional en el campo y la actual Política Agrícola Común (PAC) -dirigida a los consumidores en lugar de a los productores-. Entre los problemas que Narro encontraba por el camino destacó una cadena de valor en la que el coste final del producto no está a la altura de valor de su producción.

Sin embargo, las circunstancias actuales de crisis las veía como una oportunidad para que los jóvenes se fijaran en la agricultura. Eso sí, el objetivo que se planteaba Narro era que ese acercamiento transitorio se convirtiera en duradero. El relevo generacional es fundamental. Desde la administración se debe ayudar a los nuevos y permitir también que los viejos agricultores puedan retirarse dignamente, solicitó. Este es un sector fundamental, y no puede desaparecer de ningún modo. Animo a acercarse al campo mediante la formación y buscando la calidad para dar posibilidades de futuro a los jóvenes, cerró.

Nagore comenzó contundente, al afirmar que la sociedad tiene una visión anticuada de la agricultura, para insistir a continuación en que se necesita gente joven para consumar la revolución tecnológica y evolucionar. El consejero, sin embargo, puso sobre la mesa el lastre que suponía para la incorporación al sector de los 900.000 perceptores de las ayudas de la PAC, que valoraba que acababan por desembocar en explotaciones mucho menos productivas en España que en Francia, por ejemplo.

Como ejemplos en La Rioja de adaptación a los nuevos mercados mediante la organización y la calidad apuntó al sector vitivinícola, al champiñón y a la remolacha, pero quiso también mostrar la negativa evolución de las hortalizas. Están muy ligada a las empresas conserveras, con estructuras agrarias malas y con empresas que se han ido a Hispanoamérica por el ahorro de costes. El daño no es irreparable, pero hay que actuar rápido para que no sea definitivo., reveló.

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