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Y.S.G. (izquierda) y E.M.G. (derecha) durante una sesión del juicio.
La mujer que perdió un ojo en Calahorra dice que la acusada le lanzó el vaso de cristal

La mujer que perdió un ojo en Calahorra dice que la acusada le lanzó el vaso de cristal

El Ministerio Fiscal rebaja de 9 a 6 años la pena que solicita para la principal imputada y cifra en 80.000 euros el importe de la indemnización

LUIS J. RUIZ

Jueves, 23 de octubre 2014, 00:08

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Clara. A secas. Sin apellidos, dirección o teléfono. Sin corporeidad -al menos durante el juicio-. Desaparecida desde la misma noche en que una mujer, E.U.M., la víctima, perdió el ojo izquierdo después de que un vaso de cristal estallara en su rostro. Eso, siempre y cuando Clara exista. Obvio. «Es un fantasma», llegó a decir la defensa de la segunda de las acusadas, la que presuntamente golpeó con un zapato en la cabeza a Y.S.G. y le causó una herida por la que necesitó un punto de sutura. «Es el supuesto nombre de la supuesta autora», defendió el Ministerio Fiscal que no dudó en que Clara no es sino el vértice de la «legítima» coartada exculpatoria que la defensa de la principal imputada -Y.S.G., acusada de lanzar el vaso que dejó tuerta a la víctima- ha construido en torno a una serie de testigos. Una coartada «con muchos agujeros», dijo el fiscal, que modificó sus conclusiones para rebajar a 6 años la petición para Y.S.G. (frente a los nueve iniciales) y uno para E.M.G. (pedía tres y sostiene la rebaja en la descatalogación de un zapato como instrumento peligroso).

La jornada de ayer fue intensa -casi ocho horas- y dejó vista para sentencia la agresión que tuvo lugar en un bar de Calahorra en la que E.U.M. perdió el ojo izquierdo. Su testimonio abrió la sesión: «Fue ella [Y.S.G.]. Estoy segurísima que fue ella quien lanzó el vaso».

La víctima no fue la única que señaló con el dedo a la principal acusada. También lo hizo el portero del bar, que explicó que los clientes presentes en la discoteca acusaron directamente a Y.S.G.; y los agentes de la Guardia Civil, que recordaron que en sus pesquisas ella fue la apuntada por los testigos.

Frente a esa postura, la de los testigos de la defensa. Todas se refirieron a Clara -mientras la víctima, desde la zona de público, negaba reiteradamente con la cabeza- e insistieron en que la gran ausente reconoció su culpa en una conversación que fue grabada y que ayer, cuatro años después de los hechos, la defensa de Y.S.G. intentó incorporar como prueba. Fue rechazada.

El vaso fue lanzado de frente y con fuerza, concluyeron los peritos, antes de que uno de los testigos arrojara más confusión convirtiendo a la víctima en trabajadora de un club de alterne en un error que fue corregido con el paseillo de E.U.M. por el estrado mientras trataba de no reír.

Y después de ocho horas, y tras las conclusiones ya apuntadas de la Fiscalía -a las que se adhirió la acusación particular-, la vehemente defensa de Y.S.G. giró entorno a un argumento: «No se ha demostrado que fuera ella quien lanzara el vaso». Además criticó el trabajo del Juzgado de Instrucción de Calahorra «que tenía que haber seguido investigando hasta localizar a Clara. No hablamos de un fantasma. Clara existe». Por todo ello solicitó la absolución de su cliente.

La defensa de la segunda acusada también reclamó su absolución -o alternativamente su condena por una falta- y lo hizo con idéntico argumentario: «No está probado que golpeara a Y.S.G.. Además, llevaba sandalias, no zapatos de tacón». Calzara lo que calzara, lo cierto es que su letrada explicó que «sólo los testigos de la otra acusada recuerdan la agresión». La abogada recalcó que Y.S.G., en su primera declaración, no hizo referencia alguna a un taconazo y sí a un golpe.

¿Y Clara? La defensa de E.M.G., como el fiscal y como la acusación particular, fue contundente: «Clara es una figura fantasma».

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