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Farmacia de Santos Ascarza.
La Rioja ahorra 28 millones en su factura farmacéutica, ¿un sector en estado crítico?

La Rioja ahorra 28 millones en su factura farmacéutica, ¿un sector en estado crítico?

El precio medio por receta escala 21 céntimos en un año, pero sigue siendo inferior a los 11,81 euros que se abonaban antes del copago

Carmen Nevot

Viernes, 22 de agosto 2014, 23:47

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La Rioja ha reducido cerca de 28 millones de euros su factura farmacéutica desde que se introdujo el copago el 1 de julio del 2012. Era el objetivo del nuevo modelo de prestación farmacéutica que lleva el cuño de la ministra Ana Mato y, a juzgar por los resultados, habría superado la prueba.

La medida, no exenta de polémica porque los ciudadanos tenían que aumentar su aportación en la compra de medicamentos, entró con brío y el primer año La Rioja recortaba su factura en botica hasta en 15 millones de euros. Lo cierto es que un año después el ahorro se ha desacelerado y de julio del 2013 a junio del 2014, se han dejado de gastar casi 13 millones de euros. Así se refleja en la estadística hecha pública por el Ministerio de Sanidad en la que ofrece datos comparativos del gasto farmacéutico antes y después de la reforma del modelo, es decir, de la introducción del copago.

Entre julio del 2011 y junio del 2012, la factura ascendió a 76.721.040 euros; los doce meses siguientes se cargaron a las arcas del Sistema Nacional de Salud (SNS) 61.568.517 euros y desde julio del 2013 hasta el pasado junio incluido, el gasto ascendió a 64.075.787 euros, lo que representa que este último año la factura ha crecido el 4,07% con respecto a los anteriores doce meses, pero ha caído el 16,47% si se compara con lo que la Administración abonaba por medicamentos antes del copago.

En el conjunto del país, siempre comparando el periodo julio 2011-junio 2012 con julio del 2013-junio del 2014, se gastó el 14,77% menos.

Ninguna con mayor gasto

Por regiones, el mayor ahorro porcentual se registró en Asturias (-18,78%), Cataluña (-18,75%), Comunidad Valenciana (-18,10%), Castilla La Mancha (-17,22%), Castilla y León (-17,11%) Murcia (-16,43%), Aragón (-15,92%), Galicia (-15,87), Navarra (-15,84%), País Vasco (-14,13%).

Al final de la tabla se sitúan Melilla (-7,39), Andalucía (-9,58%), Canarias (-10,70), Extremadura (-10,94), Madrid (-11,54%), Baleares (-12,34%) y Cantabria (-13,91%). Sea como fuere, y aunque en la mayoría de regiones españolas se ha ralentizado el ahorro, ninguna comunidad concluyó su segundo año de copago con mayor gasto que antes de su implantación.

Claro que el Ministerio hace también un balance del antes y después del gasto por receta y, por ejemplo, antes de la reforma del modelo de prestación farmacéutica, cada fármaco costaba de media al SNS 11,81 euros, el año pasado el mismo gasto fue de 10,99, y los últimos doce meses de 11,20, es decir, el precio medio por receta ha escalado 21 céntimos en un año, pero sigue estando 61 céntimos por debajo de lo que se abonaba el año previo al copago.

En cuanto al número de recetas facturadas del Sistema Nacional de Salud, también se aprecia un descenso más que notable. Si antes del copago se prescribieron 6.493.660 fármacos, en los últimos doce meses se han dispensado 771.286 menos; y el año anterior 889.701 menos.

Genéricos y salida

El copago sólo ha sido uno de los factores que ha permitido el ahorro, pero lo que está claro es que no ha sido el único. En esta caída, algo amortiguada los últimos doce meses, también influyeron la salida del SNS de algunos medicamentos (417 en total) que hasta septiembre del 2012 estaban amparados por el sistema y que, por tanto, eran financiados en parte por el Gobierno.

En cualquier caso, se trataba de fármacos para síntomas menores y con alternativa terapéutica, algunos de ellos de uso común, como Almax, Pectox, Hemorrane, Fortasec, Acetil Cisteína o Mucosan. La propia crisis también habría retraído el consumo de medicamentos por parte de los ciudadanos, que ahora piensan más cualquier gasto.

Con independencia del abanico de razones que han permitido la contención del gasto, lo cierto es que el gasto cambió el porcentaje que cada ciudadano debía aportar en la compra de un medicamento. Una contribución en función de su situación laboral.

Así las cosas, los trabajadores en activo aumentaron la cantidad a pagar, los pensionistas empezaron abonar una parte de sus fármacos y se eximió por completo a los parados sin prestación.

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