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La fiesta de la espuma de Cascajos, calificada de grande en el propio programa de fiestas vecinales, hizo honor a su adjetivo, ayer.
De fiesta en fiesta... sin salir de casa
LOGROÑO BARRIOS DE CASCAJOS Y YAGÜE

De fiesta en fiesta... sin salir de casa

Cascajos y Yagüe se vuelcan con festejos vecinales, que se dejan sentir en los barrios de Logroño cada fin de semana de verano

J. C.

Domingo, 13 de julio 2014, 23:30

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«¿Fiestas de andar por casa? Puede que sí, pero que no nos las quiten...». El comentario a pie de degustación de choricillo deja bien a las claras el arraigo de los festejos que cada fin de semana de verano se suceden por los distintos barrios de Logroño, actos organizados por las diferentes asociaciones de vecinos y que, con la colaboración del Ayuntamiento, ofrecen un programa lúdico-festivo pensado para grandes y pequeños que, generalmente, disfrutan de todas y cada una de las actividades en familia.

Una forma de pasarlo bien entre amigos del vecindario, en definitiva, que por apenas unos euros y casi sin salir de casa permite olvidarse por un rato de los quehaceres diarios y las preocupaciones domésticas al menos del viernes al domingo. «Ya habrá tiempo de volver a darle a la cabeza el lunes», sentencian en plena fiesta de la espuma, donde niños y adolescentes en bañador y chanclas se ajustan las gafas de buceo para sumergirse justo debajo del gran cañón.

Los barrios de Cascajos y Yagüe, uno al Sur y otro al Oeste, se volvían ayer a volcar con sus fiestas vecinales... dicho de otra manera, era su turno y no desaprovecharon la oportunidad. «A los peques les dan la posibilidad de reencontrarse con los compañeros de clase una vez acabado el cole, pues de otra manera, y generalmente al cambiar el parque por la piscina y, claro está, con todas las vacaciones por delante, en muchos casos no sería posible hasta septiembre», explican en uno de los numerosos grupos que al mediodía se daban cita en el parque Rosalía de Castro de Cascajos.

La mañana del domingo, y después de la orquesta de la noche anterior, todos aguardaban con expectación la fiesta de la espuma, cuando a eso de las dos de la tarde comenzaba a formarse la misma a pies del escenario ofreciendo una refrescante y divertida imagen sin que la música parase de sonar un sólo instante y el reparto de panceta y chorizo avanzase según lo previsto.

A esas alturas, en Yagüe ya llevaban más de una hora 'dándole' al festival del choricillo, nada menos que la 36 edición, donde familias enteras aprovechaban entre bocado y bocado para dejarse caer por el rastro benéfico, echar un vistazo a la actuación de baile que tenía lugar en las inmediaciones del hoy centro cívico -ayer, viejas escuelas-, o dar un paseo a caballo y en carruaje por el barrio a los niños y niñas del mismo, que eran mayoría. «Son festejos muy esperados por todos», coincidían en señalar quienes a esa hora se daban cita. Las entregas de premios pusieron el punto y final a ambas fiestas... hasta el año que viene.

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