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La convergencia europea se quiebra

La convergencia europea se quiebra

Todas las regiones españolas tienen más tasa de paro que la media europea (10,8%); en La Rioja ha pasado del 7 al 20%

Alberto Gil

Domingo, 25 de mayo 2014, 00:27

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Mientras los mensajes sobre la importancia de las elecciones europeas se intensifican a medida que se acerca el próximo domingo, la Unión Europea atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia. La crisis económica está quebrando el proceso de convergencia y las diferencias entre norte y sur, de la misma forma que sucede internamente en los propios países, no sólo han dejado de estrecharse, sino que se incrementan ahora año a año.

La Rioja mantiene una posición privilegiada, con un PIB por habitante en términos de poder adquisitivo -excluidas las diferencias de precios entre los 28 países de la Unión- por encima de la media comunitaria, aunque los riojanos están perdiendo renta y posiciones en el ránking de las regiones europeas.

En este sentido, en el 2008 la comunidad riojana era la región número 76 en la clasificación de riqueza regional en la Europa de los 27, con un 12% más de renta per cápita que la media (27.900 euros), y a finales del 2011 -últimos datos publicados recientemente por la oficina estadística europea- ha pasado a ocupar el puesto 82 (27.200 euros), con un 9% más de poder adquistivo sobre la medida de una Europa de 28 tras la incorporación de Croacia.

España superaba en el 2007 la media comunitaria de PIB por habitante en cinco puntos porcentuales (26.200 euros anuales) y a finales del 2011 está cuatro por debajo (24.200).

De hecho, sólo siete regiones europeas superan en nivel de vida la media comunitaria (el País Vasco, Navarra, Cataluña, Aragón y Baleares, además de La Rioja), mientras que en el polo opuesto se sitúan los habitantes de Extremadura (67%) y Andalucía (73%), con un retroceso además notable de la convergencia desde el 2008: «Aquella convergencia -explica Fernando Antoñanzas, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de La Rioja (UR)- no tenía mucho sentido». «Nuestro modelo económico -continúa- se basaba en el crédito y el endeudamiento, con producción de infraestructuras de dudosa utilidad y altos costes de mantenimiento que ahora estamos pagando».

Antoñanzas elude hablar de fracaso comunitario en este proceso igualitario de Europa, pero sí apunta desajustes importantes: «Más que fracaso es que no se tomó muy en serio que la UE debería actuar como una familia unida y, como tal, los 'padres' tienen que ayudar a los hijos con más problemas». «Parece mentira -continúa- que no se adoptaran medidas de flexibilidad monetaria [devaluación el euro], como EEUU, Reino Unido y Japón, y que se haya ahogado a países como España, Grecia o Italia con financiaciones tan elevadas, aunque también hay que pensar que nuestros 'padres' eran primerizos en la unión bancaria; confío en que el futuro las cosas se harán de otra forma».

En este sentido, el economista cree que las consecuencias de esa falta de confianza en el euro han sido drásticas para los países más pobres, más allá de los datos de Eurostat: «En España hemos tenido una devaluación propia, con una pérdida de poder adquisitivo a nivel interno de en torno al 20%». «¿Euroescepticismo?, sí; es lógico, aquí estamos desencantados, pero en Grecia están enfadados y casi violentos».

Antoñanzas confía, en cualquier caso, en que las cosas acaben volviendo a su sitio, aunque muy poco a poco. «El modelo social europeo era un ejemplo para todo el planeta; no hay arreglo inmediato para recuperar la situación anterior, pero creo que sí se aprende de los errores y quiero pensar, como decía Churchill sobre los americanos, que siempre acaban encontrando la solución; aunque, eso sí, después de haber probado todas las opciones que no funcionan».

Las disparatadas primas de riesgo soportadas por los países periféricos ante la falta de 'cintura' de las autoridades monetarias han ahondado en las diferencias de poder adquistivo. El barrio del centro de Londres (Inner-London) es la región más rica y disfruta de un PIB más de tres veces la media comunitaria y más de cien veces que la más pobre. Bulgaria y Rumanía concentran las ocho regiones con peor nivel de vida, aunque las desigualdades no son tan lejanas. En España, un vasco prácticamente duplica en renta a un extremeño.

El paro, la gran fractura

Pero más allá del nivel de renta, la gran fractura de la crisis es el desempleo y es España, con diferencia, el país más castigado, incluso por encima de Grecia. Andalucía, Ceuta, Melilla, Canarias y Extremadura son las regiones con mayor desempleo de la UE, con una tasa de paro en torno al 35 % a finales del año pasado, tres veces más que la media de los Veintiocho. Castilla-La Mancha, con un 30,1% y Murcia, con un 29,4%, figuran también entre las diez con peores cifras de desempleo (séptima y novena) de las 272 regiones de la UE (10,8% de media). La Rioja tenía a finales del 2013 una tasa de paro del 19,9% que, en el caso de los jóvenes, llega al 47,9%, cuando la media comunitaria para este colectivo es del 23,4%.

El impacto de la crisis ha sido brutal, ya que se ha pasado de un paro del 7% a al 20% en seis años: «Es el gran problema de España y, en este sentido, ha faltado valentía política», sostiene Fernando Rubio, decano del Colegio de Economistas riojanos. «El elevadísimo coste de financiación -continúa- que ha tenido que soportar España hasta el último trimestre del año pasado [la prima de riesgo] lo han pagado los ciudadanos con más impuestos, primero directos y luego indirectos, porque era lo más sencillo». Rubio considera también que las autoridades monetarias europeas se equivocaron al no flexibilizar su política, pero que tampoco España estuvo fina: «Había que sustituir una gran cantidad de empleo de la construcción y eso sólo se puede hacer bajando impuestos porque sin consumo no hay crecimiento».

El economista, en cualquier caso, no es euroescéptico: «Europa ha sido generosa durante muchos años con España y, de hecho, si no nos llegan a decir lo que 'teníamos que hacer' en mayo del 2010, estaríamos en bancarrota». Fernando Rubio insiste en que «España está mejor dentro de Europa» y recuerda que la apuesta por las exportaciones ha sido el principal soplo de aire fresco reciente para nuestra economía: «Aunque probablemente tiene más que ver con la necesidad que con la vitud», aclara.

Rubio suma a la apuesta exagerada por la construcción y al descuido de otros sectores el «exceso» del sector público en años pasados como causa añadida de la crisis y en este sentido sigue pensando que la administración debe ponerse a dieta: «No hablo de servicios, pero sí de estructuras y, a mi juicio, necesitamos también mayor flexibilidad laboral, no entendida como salarios más bajos como propone el FMI, pero la rigidez actual, pese a la reforma del 2012, limita la capacidad de crear empleo al igual que el acceso al crédito que los gobiernos no han sabido garantizar salvo para los bancos».

España ha retrocedido diez años con la crisis, con una caída del PIB de seis o siete puntos en cinco años, aunque, tal y como explica Fernando Antoñanzas, la economía, como la meteorología, se estudia en ciclos más largos: «Si nos comparamos siempre con el punto más álgido, los resultados son desoladores, pero, por ejemplo, tenemos 3 ó 4 millones de empleo más que cuando salimos de la crisis de los noventa». «El camino es largo y duro -continúa-, pero tenemos que recuperar una velocidad de crucero y no obsesionarnos en converger a cualquier precio».

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