El joven que atropelló mortalmente a dos motoristas en Alfaro pide perdón a las familias

En la sesión de juicio celebrada esta mañana en el Juzgado de lo Penal número 2 de Logroño, el procesado, que se enfrenta a cuatro años de cárcel por dos delitos de homicidio por imprudencia, contó que la noche anterior al día del accidente hacia las 00.30 se fue a Rincón de Soto de fiesta y hasta las 4.30 horas bebió tres cubatas. Cinco horas después fue a casa de un amigo donde durmió unas tres horas para, al despertar, coger el coche y emprender camino de regreso a casa. "Yo me veía en condiciones de conducir, pero es evidente que no", ha relatado durante la vista oral.

Ha reconocido que no se acuerda "apenas de nada, sólo que oí un golpe, pensé que era una señal y cuando bajé del coche vi que las consecuencias habían sido muy diferentes".

A partir de ahí los hechos se precipitan y del centro de salud de Alfaro es enviado al Hospital Fundación de Calahorra donde le diagnosticaron un traumatismo craneoencefálico leve. Apenas unas horas después declaraba ante la Guardia Civil.

En la sesión de juicio de esta mañana también han pasado ante el juez, aunque como testigos, la madre del acusado, quien ha destacado el estado en el que se encuentra su hijo desde que ocurrió el accidente, y ha tratado de esclarecer el pago del seguro del vehículo que conducía el acusado cuando en una recta invadió el carril contrario y embistió a los dos motoristas. De acuerdo con su testimonio, la compañía aseguradora no le habría girado el recibo y por tanto estaría sin pagar, un hecho que le hizo saber la Guardia Civil.

La siguiente testigo en entrar a la sala ha sido la tercera motorista, hija de uno de los fallecidos y novia del otro. En su declaración ante la juez ha contado cómo el acusado les embistió y ha dudado de que este se hubiera quedado dormido al volante puesto que unos metros antes había tomado perfectamente una curva. De acuerdo con su versión, el procesado también habría intentado irse del lugar del accidente aunque después volvió para decir, según ha recordado: "Qué he hecho, qué he hecho". Acto seguido se "quedó mirando y se fue andando".

Por la sala de vistas también han pasado los dos antes de la guardia civil que intervinieron en el esclarecimiento de las causas del accidente, la psicóloga a la que acude el procesado desde que ocurrió el siniestro y un perito del seguro.

La defensa reclama para su cliente una pena de dos años de cárcel aplicando las atenuantes de dilaciones indebidas y reparación del daño al haber consignado 30.000 euros para las familias.