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Nadine Morano, durante un mitin de la pasada campaña electoral.
Quejas por la cara mestiza de Francia

Quejas por la cara mestiza de Francia

La exministra Nadine Morano lamenta que la inmigración masiva está haciendo que el país ya no sea blanco

Miguel Salvatierra

Domingo, 4 de octubre 2015, 08:44

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La realidad inobjetable que se puede percibir prácticamente en toda Europa es su diversidad. Basta con salir a la calle de las grandes ciudades, Londres, París, Madrid o Berlín, para comprobar el mestizaje étnico que se ha producido. Distintos colores de piel, religiones y orígenes geográficos conforman un sociedad muy distinta a la de hace cincuenta años o menos. Es un fenómeno vivo que crece día a día, pero su percepción también cambia.

Casi dos tercios de los ciudadanos comunitarios considera que la discriminación por raza está generalizada y la mitad piensa lo mismo sobre el recelo basado en convicciones religiosas. Así lo revela un Eurobarómetro divulgado este pasado jueves, que señala cómo la intolerancia étnica ha subido ocho puntos desde 2012, 64%, mientras que el rechazo a otras religiones aumenta once puntos, 50%.

Estos datos europeos se han publicado la semana en la que en Francia se encontraba en todo su apogeo la polémica por las declaraciones de Nadine Morano, eurodiputada y ministra de Formación Profesional entre 2010 y 2012 durante el Gobierno de Nicolas Sarkozy. En un debate televisivo, Morano se quejó de que la inmigración masiva está cambiando la cara de Francia. Según la exministra, "hay que mantener cierto equilibrio", ya que "somos un país judeo-cristiano de raza blanca" y con demasiados extranjeros "Francia ya no sería Francia".

Las críticas han crecido tanto que Sarkozy, pese a sus resistencias iniciales a imponer una sanción, ha decidido retirar a Morano de las listas de su partido, Los republicanos. La línea dura del líder de los conservadores franceses con la inmigración tiene sus límites, si no quiere pisar de lleno el terreno abiertamente xenófobo del Frente Nacional (FN), sobre todo cuando se encuentra en la rampa de lanzamiento de su candidatura para las elecciones de 2017.

La polémica recuerda a la que en su día provocó la presencia de jugadores negros y árabes en la selección francesa de fútbol. El veterano dirigente del FN, Jean Marie Le Pen, siempre se ha quejado de que en el equipo nacional casi todos son negros. En 2011, unas grabaciones salieron a la luz con unas conversaciones en la federación de fútbol francés en las que se hablaba de proponer cuotas en el fichaje de jugadores binacionales con objeto de potenciar una selección menos mestiza. No es coincidencia que en aquel momento el equipo francés cosechara derrota tras derrota y que nadie se acordara de la selección 'negra-blanca-árabe' que ganó el Mundial de 1998, ni de su gran estrella, Zinedine Zidane, nacido en Marsella, pero de origen argelino.

Aunque es innegable que hay un problema migratorio a escala mundial, que es necesario afrontar con políticas inteligentes y eficaces, resulta infalible que en tiempos de crisis las tendencias autoritarias siempre recurren a culpar de todos los males a los otros, al extranjero, a los de otro color de piel, a los de otra religión, en definitiva al más débil y minoritario. El lado oscuro que muestra Morano o Le Pen en Francia es similar al de Trump en Estados Unidos, Viktor Orbán en Hungría e incluso Maduro en Venezuela.

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