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Un miembro de los equipos de rescate evacúa a una niña en la localidad de El Rodeo. :: n. pérez / efe
La tierra se abre en Guatemala

La tierra se abre en Guatemala

Las columnas de fuego, lava y gases de la erupción del volcán de Fuego elevan a 62 los muertos en el país, que sufrió además un fuerte terremoto

MILAGROS LÓPEZ DE GUEREÑO

LA HABANA.

Martes, 5 de junio 2018, 00:27

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El humo, la ceniza y arena del volcán de Fuego fueron el preludio de la tragedia que sepultó El Rodeo, en Escuintla, localidad a 50 kilómetros de la ciudad de Guatemala, y llevó el luto a otros pueblos de los alrededores cuando a las tres y media de la tarde del domingo (madrugada en España) se registró una de las erupciones más fuertes en la historia del país centroamericano. Ayer la tragedia cobraba dimensiones épicas. Los muertos ascendían a 62 y los afectados rondaban los dos millones por un fenómemo que ha llevado al Gobierno a declarar el estado de calamidad (emergencia) en tres regiones y al que se sumó un terremoto de 5,2 grados.

Los cuerpos de socorro pudieron retomar a primera hora de la mañana las labores de rescate, tras verse obligados a interrumpirlas a las 21:00 horas ante la amenaza de otra explosión del volcán de Fuego, de 3.763 metros de altura y cuyas columnas de ceniza se elevaron 10.000 metros. Hasta esa hora se habían contabilizado 25 fallecidos a consecuencia de las quemaduras ocasionadas por la lengua de lava que descendió del volcán. En las horas siguientes, el balance de fallecidos se fue elevando hasta 38 y medio centenar de heridos, 1,7 millones de afectados y más de 3.100 evacuados, según informó el secretario de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), Sergio Cabañas.

En el capítulo de daños materiales tres tendidos de energía eléctrica fueron derribados y el puente de Las Lajas quedó destruido bajo el río de lava, con nubes que alcanzaron temperaturas de casi 700 grados centígrados. «No sé a cuántos grados estaba eso, era un horno», declaraba un testigo. «No pudimos sacar a nuestra familia, somos ocho y todos están ahí. No tenemos nada, perdimos todo», se lamentaba un vecino de San Miguel Los Lotes, otra aldea próxima a El Rodeo.

El Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología de Guatemala advirtió de que siguen produciéndose explosiones en el volcán, que registra su segunda erupción en lo que va de año. Paralelamente, el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) informó de que ayer se produjo un terremoto de 5,2 grados en la costa de Guatemala, si bien no se informó de afecciones graves.

Labores de rescate

Lugareños y bomberos seguían anoche trabajando para tratar de encontrar con vida a sus vecinos. «A una niña la rescatamos en la mera falda del volcán, hay varios muertos, calcinados... algunos los rescatamos», contó a la prensa local un oficial de la Policía, impactado y con la mirada perdida. Las imágenes son dantescas. La lluvia de ceniza llegó hasta la capital de la nación, donde el aeropuerto internacional debió cerrar y suspender sus operaciones hasta ayer por la mañana. En las faldas del coloso todo está negro, quemado por las lenguas de material incandescente, o gris, por el manto de toneladas de polvo.

El Gobierno ha decretado tres días de luto y el estado de calamidad (emergencia) en los Estados de Escuintla, Chimaltenango y Sacatepéquez para gestionar la ayuda económica a los damnificados. «Me da vergüenza decirlo, pero por la Ley del Presupuesto no podemos contar con un solo centavo para emergencias», aseguró el presidente, Jimmy Morales, que ayer visitó junto a la primera dama, Patricia Marroquín, la zona devastada. Ahora, con la puesta en marcha de la medida, se autoriza la compra de bienes y servicios y se aceptan donaciones, ayuda humanitaria y otros bienes.

La falta de medios para afrontar la catástrofe contrastó con las muestras de solidaridad nacional e internacional recibidas. Presidentes, líderes y artistas expresaron su apoyo a Guatemala, cuyos municipios quedaron en su mayoría cubiertos con una alfombra negra de material volcánico.

«Salimos huyendo»

«No escuchamos nada, simplemente miramos la nube de humo que venía de allá arriba, salimos huyendo», relata un sobreviviente a la explosión del volcán de Fuego. Algunas personas alertaron el domingo sobre la caída de ceniza desde temprano. Ayer, las redes sociales mostraban fotos de calles y casas cubiertas cerca de Escuintla. «Por la mañana caía ceniza y arena, esto no era problema. Más tarde la lava cambió su rumbo y cayó en la aldea El Rodeo, causando muertes y daños», dijo Cabañas, que agregó que especialistas de su entidad vigilaban la situación y no evacuaron en un principio porque el «panorama era bueno».

El volcán comenzó a lanzar rocas, cenizas, arena y lava. Una riada ardiente arrastró coches, maderas, y cubrió de gris tejados y ramas de árboles. «Toda la gente no pudo salir. Hay personas enterradas, la lava se vino por los lotes y las calles. Nosotros corrimos a una ladera», decía Consuelo Hernández, una de las afectadas en El Rodeo.

Otro vecino, Antonio López, contaba cómo salvar a su familia: «El más chiquito durmiéndose, le digo: 'Mijo, no te duermas, vamos a salir adelante'. Fui a conseguir trapos para taparle la nariz y la boca, y nos cubrimos con una chamarra, pero volvía a entrar porque no sé a cuántos grados estaba eso, era un horno. Como 40 metros arriba había 18 personas todas quemadas, pero todavía vivas», recuerda.

Los socorristas repartieron mascarillas los supervivientes que encontraban a su paso. Uno de ellos murió intentando orientar a los vecinos hacia los refugios cuando fue alcanzado por el río de lava. Presas de la conmoción, algunas personas se guarecieron en los tejados de las casas para escapar de la lengua de fuego.

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