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Viernes, 22 de junio 2018, 00:25
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La historia del 'Aquarius' se repite. Los puertos italianos siguen cerrados para las ONG que salvan a inmigrantes en el Mediterráneo central, como comprobó ayer la nave de bandera holandesa 'Lifeline', fletada por la organización alemana Mission Lifeline, tras socorrer a 224 personas que habían zarpado desde las costas libias en una lancha neumática. El ministro del Interior, Matteo Salvini, reiteró que ningún barco de las ONG que operan en el Canal de Sicilia «tocará» el suelo de su país, invitando al 'Lifeline' a dirigirse a Gibraltar, Holanda, España, Francia o cualquier otro país dispuesto a acoger a los desplazados. «La Guardia Costera italiana les pidió que no se movieran, porque se iba a hacer cargo del salvamento Libia, que les dijo lo mismo. ¿Y qué hicieron estos desgraciados? Poniendo en peligro las vidas de los migrantes, no escucharon a las autoridades italianas y libias e intervinieron forzosamente para hacer su carga de seres humanos, de carne humana», dijo Salvini.
No fue el único mensaje que dejó el viceprimer ministro y líder de la Liga a los miembros de esta ONG. Les insultó al llamarles «pseudovoluntarios» y acusarles de favorecer «el tráfico de seres humanos», sembrando dudas sobre su financiación sin aportar prueba alguna. Mission Lifeline le respondió explicando que no podía dejar que los inmigrantes fueran socorridos por la Guardia Costera libia por su falta de equipamiento y de personal médico. Dejar que se los llevaran podría suponer además una violación de la legislación marítima, que pide dejar a estas personas en un puerto seguro, una condición que no se cumple hoy en el país norteafricano. Según la ONG alemana, antes de realizar el salvamento hizo varias peticiones a países europeos para que intervinieran, pero ante la falta de respuesta no tuvo otra alternativa que socorrerlos.
Salvini pidió a las autoridades tunecinas y maltesas que «intervengan», pues el epicentro del problema les pilla más cerca, y exigió a España y a Francia que cumplan con el plan de reubicación acordado con Bruselas y se hagan cargo de los miles de inmigrantes que les corresponden y están ahora en Italia. El ministro del Interior hizo además un anuncio que complicará aún más la supervivencia de los inmigrantes que se echan al mar en busca de una vida mejor en Europa.
Como en 2013
«Las naves de la Guardia Costera y de la Marina militar estarán más cerca de las costas italianas», dijo. Si los barcos italianos están menos presentes en el Canal de Sicilia, a las buques de las ONG se les hace la vida imposible y Europa no se decide a desplegar una misión más potente que la actual, se vuelve a una situación similar a la de octubre de 2013, cuando al menos 366 personas murieron al naufragar el barco con el que intentaban llegar a la pequeña isla italiana de Lampedusa, ubicada en el centro del Mediterráneo.
La dura advertencia de ayer del líder de la Liga llegó a través de su modo favorito de comunicar: un mensaje en vídeo ofrecido en directo a través de las redes sociales. Esta vez la novedad estuvo en el lugar elegido para grabarlo: su despacho en la sede del Ministerio del Interior. Salvini no renunció al tono chulesco y pendenciero pese al peso institucional del espacio en que se encontraba. No tenía motivos para hacerlo. Con su estilo de tipo duro, directo e informal ha conseguido que la Liga se convierta en la primera formación del país en intención de voto superando al Movimiento 5 Estrellas, su socio en el Gobierno. En los tres meses pasados desde las elecciones legislativas del 4 de marzo le ha recortado 15 puntos, según las últimas encuestas.
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