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ADOLFO LORENTE CORRESPONSAL
BRUSELAS.
Miércoles, 4 de octubre 2017, 00:34
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La UE volvió a hacer ayer una demostración de fuerza en el Parlamento Europeo reconociendo el cambio de tono protagonizado por Londres, pero advirtiendo que están muy lejos de un principio de acuerdo que permita comenzar la negociación sobre la relación futura de ambos bloques. O Reino Unido sigue reculando o la UE no cederá.
El abismo se llama 29 de marzo de 2019, día en el que Gran Bretaña quedará automáticamente fuera del club, como ellos quisieron. La duda no es el qué, sino el cómo. Y en eso están ambos equipos negociadores. La quinta ronda de las conversaciones se celebrará en Bruselas entre los días 9 y 12, una semana antes de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno prevista para los días 19 y 20. Esta fecha era clave ya que Londres quería que en ella, los 27 dieran su 'ok' político al inicio de la negociación. Para ello, deberían darse «avances sustanciales» en los tres grandes temas del divorcio: factura, derechos de los ciudadanos e Irlanda. Y no, aún no estamos ahí ni de lejos.
«No hemos dado aún todos los pasos necesarios para emprender con confianza la segunda fase de las negociaciones», anunciaron ayer al unísono el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, y el negociador jefe de la UE, Michel Barnier. Lo hicieron desde Estrasburgo, donde la Eurocámara, a sólo unas horas del inicio del decisivo congreso tory, aprobó por abrumadora mayoría no avanzar hacia esta segunda fase. No hay que olvidar que el rol que el Parlamento va a jugar en el 'brexit' es clave ya que su posición es vinculante.
«Primero debemos acordar los términos del divorcio y después, veremos si podemos reencontrarnos amistosamente el uno al otro», dijo Juncker, quien volvió a advertir de que los contribuyentes de los 27 no deberían pagar las obligaciones de los 28. Como admitió Barnier, la factura que Londres debe pagar por su portazo y que Bruselas cuantifica en torno a 100.000 millones es uno de los grandes problemas pata el acuerdo. También el rol que debe jugar el Tribunal de Justicia de la UE para garantizar el respeto de los derechos de los 3,3 millones de europeos afectados por residir en tierras británicas.
Cataluña sale en el debate
Quizá lo más chocante del debate fue cómo los partidos populistas se aprovecharon de las cargas policiales en Cataluña para atacar a la UE. Fue el caso del líder del UKIP británico, Nigel Farage, quizá el político que más repulsa provoca en el arco parlamentario. «Hemos visto acontecimientos dramáticos en una supuesta democracia pero la UE hace la vista gorda. Gracias a Dios que nos vamos», recalcó dibujando una media sonrisa. No fue el único, sobre todo entre las filas de la extrema derecha.
El jefe de filas del PP español, Esteban González Pons, se levantó como un resorte para arremeter con dureza contra Farage y advertirle que «mi país no aceptará lecciones de alguien que no es un demócrata».
100.000 millones es la factura oficiosa que exige la UE. Reino Unido, de momento, ha ofrecido en torno a 20.000 (pagar dos años más al presupuesto comunitario)
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