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«El presidente tiene voz, el resto, obedece»

El investigador Antonio Ávalos augura un futuro incierto porque su dirigente es «temperamental e incontestable»

GERARDO ELORRIAGA

Domingo, 24 de junio 2018, 00:47

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Habrá urnas, electores y, probablemente, una segunda vuelta para dilucidar el ganador de los comicios presidenciales convocados para hoy en la república otomana. «En el plano formal podemos hablar de un régimen democrático, con competición abierta», advierte Antonio Ávalos, autor de '¿Qué pasa en Turquía? Restricción de libertades y desequilibrio de poderes', informe que analiza su evolución política durante los últimos años. «En el aspecto material, las dudas surgen en torno a cuestiones como la protección de los derechos fundamentales o las libertades públicas», advierte.

Pero este investigador del Taller de Estudios Internacionales Mediterráneos de la Universidad Autónoma de Madrid y colaborador de Fundación Alternativas, apunta al día después como fecha clave para saber el futuro del país euroasiático. «Si gana la oposición, que no está en los planes, cabe pensar que se restablecerán los vínculos con Europa, pero si vence Recep Tayyip Erdogan, como es previsible, afianzará sus instrumentos de poder, aumentará el control sobre otros poderes del Estado y las restricciones redundarán en más autoritarismo».

El escenario político que dibuja Ávalos resulta favorable a las tesis del presidente Erdogan. La oposición del CHP socialdemócrata aparece debilitada y prácticamente paralizada, el partido prokurdo HDP ha sido descabezado por purgas policiales y la represión ha llegado hasta el interior del gubernamental Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), fundado en 2001.

La entidad gobernante ha sido una especie de UCD a la turca, la primera formación de masas con múltiples capillas en su seno, explica el experto. La lucha contra la corrupción en Turquía constituyó su principal objetivo hasta que el líder, hace ocho años, imprimió un radical cambio de estrategia. «Su intención fue dotarlo de una naturaleza homogénea en el que sofocó toda crítica interna, tal y como sucedió en el caso del ex primer ministro Ahmet Davutoglu», sostiene el experto. La relación de caídos en la ofensiva emprendida por Erdogan es muy amplia. El fallido golpe de 2016 propició la embestida contra el Ejército y la cofradía Hizmet. «Hay que entender que el AKP surgió apoyado por los pequeños empresarios del suroeste de Anatolia como un movimiento encaminado a luchar contra las Fuerzas Armadas y las grandes corporaciones, ese Estado profundo, que ha dirigido tradicionalmente el destino político y económico del país», indica.

El régimen ejerció una represión sistemática contra la organización religiosa como inspiradora de la intentona militar. «Sabía lo que se hacía», afirma Ávalos. «Fethullah Gülen primaba la estructura educativa de su proyecto para proporcionar funcionarios a la Administración, la judicatura o el Ejército», sostiene.

Un guante de terciopelo

La mano de hierro se ha cobijado en un atractivo guante de terciopelo. Los éxitos electorales de Erdogan y sus maniobras sofocadoras también han venido acompañadas del progreso económico y el impulso de una nueva clase urbana. «Entre 2004 y 2007 creció el número de mujeres cubiertas con el velo, piadosas pero a la moda», recuerda y apunta que la religiosidad turca es peculiar. «No resulta radical, tampoco la fe es homogénea en Turquía. Se trata de un concepto poroso, una herramienta para crear señas de identidad, eliminar conflictos derivados de la disparidad y fomentar las redes clientelares», señala Ávalos.

La islamización, ese caballo de Troya que temían los laicos, ha caído a un segundo plano en el debate público, aunque no se ha detenido. En cualquier caso, los conflictos de Erdogan con la Unión Europea (UE) y su alejamiento de las tesis occidentales han conseguido más titulares. «El presidente ha despreciado a Bruselas por no conseguir lo que quería», advierte Ávalos. «Su rabieta se ha manifestado con múltiples actos como el de participar como oyente en la Organización de Cooperación de Shanghái, adquirir misiles rusos para dotarse de un sistema de defensa independiente de la OTAN, asumir un papel activo e independiente en la región, o buscar el liderazgo internacional de la comunidad musulmana».

La UE, lastrada por problemas internos como el 'brexit', no ha sabido asumir el reto. «Ha faltado iniciativa conjunta», lamenta y asegura que se debían haber apoyado a las organizaciones ciudadanas y políticas que resisten la deriva autoritaria. «Es necesario colaborar con ese tejido asociativo y establecer un apoyo explícito que conduzca a la democratización». A juicio de Ávalos, la falta de imaginación para buscar soluciones y la baza de los refugiados, uno de los comodines del Gobierno de Ankara, han estancado las negociaciones.

«Una potencia emergente»

Pero Erdogan no posee todos los ases. La recesión económica ha llegado para complicar la anunciada victoria del AKP. «Desde mi punto de vista, Turquía sigue siendo una potencia emergente con un crecimiento el pasado año del 7,4%, el buen socio comercial, el fabricante de calidad frente a la mediocridad china, pero en tan sólo dos años el panorama ha cambiado sustancialmente», indica. «La balanza comercial ha pasado de 17.000 millones de euros a superar los 60.000». El aumento de los tipos de interés en Estados Unidos, el coste energético, el conflicto sirio, la huida de inversores y la caída de la lira, la moneda local, han generado una situación de aguda crisis en el país.

El camino que el Estado otomano puede emprender tras las presidenciales resulta incierto. «Porque todas las decisiones son muy personalistas», aduce Ávalos. «Se advierte la putinización del poder. El presidente tiene voz, el resto, obedece», añade.

El especialista recuerda que, en el mitin de Erdogan tras las protestas contra el intento de destruir el parque Gezi de Estambul, el dirigente parecía expresar un ánimo de revancha contra los manifestantes. «Es temperamental y incontestable». ¿Existe miedo en la calle? «No como en la antigua Europa del Este, pero depende del lugar», responde. «En el campo existe más temor de que se utilicen tus comentarios para ponerte en problemas. La gente se calla, pero, por ahora, también puede decidir».

son los asientos del Parlamento turco que deberán ser elegidos hoy en las urnas. El número de escaños se amplía respecto a los 550 que se renovaron en los pasados comicios.

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