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RAFAEL M. MAÑUECO CORRESPONSAL
MOSCÚ.
Martes, 24 de octubre 2017, 00:18
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La radio Eco de Moscú parece haberse unido definitivamente a la lista de medios de comunicación acosados en Rusia por su actitud crítica hacia la política del Kremlin, igual que el bisemanario 'Nóvaya Gazeta'. Tras tener que abandonar el país Julia Latínina, que trabaja para ambos medios y sufrió ataques y amenazas, ahora el turno le ha tocado a la subdirectora de Eco de Moscú, Tatiana Felgenhauer, de 32 años de edad.
La periodista sufrió ayer al mediodía una embestida aún más brutal. Fue acuchillada en la garganta por un individuo que penetró en la redacción tras atacar a los guardias de seguridad con un aerosol lacrimógeno. Felgenhauer, que presenta varios programas en Eco de Moscú además de ser su número dos, tuvo que ser operada en el hospital Sklifosovski de la capital rusa y, según el director de la emisora, Alexéi Venedíktov, se encuentra grave aunque su vida no corre peligro. «Está en la unidad de cuidados intensivos con respiración asistida y en coma inducido. El asaltante sabía adónde iba y a por quién», puntualizó Venedíktov a la prensa.
El autor de la agresión, Borís Grits, un ruso-judío de nacionalidad israelí de 49 años, fue reducido por los propios guardas en la emisora y entregado a la Policía. Al ser interrogado por el Comité de Instrucción declaró que conocía a la víctima a través de «un contacto telepático» y que intentó asesinarla al no lograr que cese en «su mortificante acoso sexual». «Nunca la he conocido en realidad, pero la he visto y sentido. No me la podía quitar de la cabeza», aseguró en la grabación difundida ayer por varias televisiones.
Al parecer, Grits publicó en un blog que se había dirigido al padre de Felgenhauer para pedirle que tratara de convencer a su hija de que dejara de «perseguirle». La Policía cree que «hay motivos personales» en su comportamiento mientras el Comité de Instrucción ha abierto contra él una causa criminal.
La Unión de Periodistas de Rusia cree que el atacante pretende hacerse pasar por un desequilibrado para atenuar su pena y desviar la atención sobre el verdadero motivo de su delito y de quienes le alientan, que no es otro que «intimidar» a la prensa independiente y «vulnerar la libertad de expresión». El Sindicato de Prensa ruso culpa a quienes desde los canales de televisión oficiales siembran el odio contra los periodistas críticos.
Latínina, que mantiene su labor de columnista en 'Nóvaya Gazeta' y tiene su propio espacio en Eco de Moscú cada sábado, tuvo que abandonar Rusia el mes pasado. No sólo recibió reiteradas amenazas de muerte sino que además su coche fue incendiado y su dacha (casa de campo) en las afueras de Moscú rociada de una sustancia venenosa. Hace unos años sufrió una agresión. En 'Nóvaya Gazeta' trabajó Anna Politkóvskaya, asesinada el 7 de octubre de 2006 por sus incisivos reportajes sobre las atrocidades cometidas en Chechenia por las fuerzas de seguridad rusas.
Eco de Moscú fue la primera radio independiente creada todavía en la época soviética, en 1990. Pero, tras la llegada al poder del actual presidente, Vladímir Putin, la emisora fue puesta bajo el control del gigante energético Gazprom. Pese a ello, Venedíktov ha logrado ofrecer una información veraz y exenta de propaganda y manipulaciones.
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