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Donald Trump estrecha la mano de su fiscal general, Jeff Sessions.
La polémica por el espionaje ruso acorrala otra vez a Trump

La polémica por el espionaje ruso acorrala otra vez a Trump

El fiscal general de EE UU, Jeff Sessions, también se habría reunido en secreto con el embajador ruso durante la campaña electoral

COLPISA / AFP

Jueves, 2 de marzo 2017, 06:45

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El Gobierno de Estados Unidos, con el presidente Donald Trump a la cabeza, se vio acorralado este jueves debido a un nuevo escándalo sobre sus presuntos lazos con el espionaje ruso durante la última campaña electoral, y tras las recientes revelaciones de que uno de sus ministros mintió sobre sus encuentros con el embajador de Moscú en Washington D.C.

Líderes de la oposición demócrata pidieron la renuncia del Fiscal General y secretario de Justicia, Jeff Sessions, luego de que éste confirmara haberse reunido dos veces con el diplomático ruso, en clara contradicción a su testimonio ante el Senado durante su investidura. Las nuevas informaciones, publicadas en The Washington Post, relanzaron las peticiones de varios legisladores respecto al nombramiento de un investigador especial e independiente que revise la supuesta injerencia de Rusia en la campaña que acabó con Trump como inquilino de la Casa Blanca.

Así, se acababa abruptamente con la tregua alentada por el celebrado discurso del propio presidente de EE UU el pasado martes ante el Congreso. El nuevo capítulo del escándalo constituye otro golpe para la administración de Trump, quien ha rechazado las acusaciones de intervención rusa y ha desmentido en varias ocasiones sus eventuales vínculos con responsables de Moscú. Jeff Sessions, ultraconservador de 70 años y uno de los primeros apoyos de Trump en el Partido Republicano, reconoció haberse reunido en julio y en septiembre de 2016 con el embajador ruso, Sergey Kislyak, contrariamente a lo que había declarado ante el Senado durante su investidura.

Trump dice que tiene «total confianza» en su fiscal general

  • El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha asegurado que tiene "total confianza" en el fiscal general del país, Jeff Sessions, después de que el diario 'The Washington Post' revelara que tuvo reuniones con el embajador ruso en EE UU, Serguéi Kislyak, que ocultó después al Senado.

  • Preguntado por el grupo de periodistas que le acompañan hoy en su viaje a los astilleros de Newport News (Virginia), donde dará un discurso desde el portaaviones Gerald R. Ford, Trump ha rechazado que Sessions deba apartarse de las investigaciones sobre el papel ruso en las elecciones.

Pero Sessions afirmó que dichos encuentros habían tenido lugar en el marco de sus funciones de senador y no como asesor de Trump. En enero, en las audiencias del Senado, y bajo juramento, Sessions había afirmado que "no tenía contactos" con los rusos. "Nunca me he reunido con un responsable ruso para discutir una campaña política", comentó a la cadena NBC. Por eso el joven Gobierno estadounidense no ha escapado de la sombra sobre la presunta complicidad entre Moscú y el nuevo inquilino de la Casa Blanca, y el caso ya se cobró una víctima con la renuncia en febrero del consejero de seguridad nacional, Michael Flynn, tras conocerse que mintió sobre una conversación entre él y el embajador ruso cuando Barack Obama era aún presidente.

La Casa Blanca confirmó los encuentros de Sessions pero señaló que no había hecho nada reprochable, estimando que las revelaciones de The Washington Post eran una ofensiva demócrata contra Trump: "Sessions se reunió con el embajador en su calidad oficial de miembro de la comisión de las fuerzas armadas del Senado, lo que es completamente coherente con su testimonio". Se trata de un nuevo "ataque de los demócratas contra la administración Trump", agregó.

Por su parte el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, aseveró no estar al tanto de tales encuentros, pero sí subrayó que "el trabajo del embajador es tener la mayor cantidad de encuentros posibles, incluso con los representantes del poder ejecutivo y legislativo del país". El cargo de Sessions está en el corazón del problema. Como fiscal general supervisa al FBI (policía federal) y por lo tanto la investigación de la policía federal sobre los posibles vínculos entre el entorno cercano de Trump y Moscú. Frente a su casa este jueves, el exsenador declaró a la NBC: "He dicho que, cuando sea adecuado, me recusaré [de la investigación]. No hay dudas sobre eso".

En el Capitolio la presión aumenta, incluyendo desde sus propias filas. Dos pesos pesados del Partido Republicano, Jason Chaffetz y Kevin McCarthy, clamaron por que Sessions abandone su autoridad sobre la investigación del FBI. "Debería aclarar su testimonio y recusarse", opinó Chaffetz en Twitter. Numerosos demócratas y cada vez más republicanos piden la designación de un investigador independiente para hacer luz sobre el asunto. "No me interesa ser parte de una cacería de brujas, pero tampoco seré parte de un encubrimiento", dijo el senador Marco Rubio a la radio pública NPR.

Miembros de la oposición demócrata van más allá y piden la renuncia del ministro. "El departamento de Justicia debe estar por encima de cualquier recriminación. Por el bien del país, el fiscal general Sessions debe renunciar", dijo el líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer. Nancy Pelosi, la jefa de la bancada demócrata en la Cámara de Representantes, dijo que el exsenador había "mentido y debía renunciar". Schummer reiteró los llamados a nombrar un investigador especial, pero advirtió que si el Departamento de Justicia posterga esa decisión, legisladores de ambos partidos deben trabajar juntos para crear un "consejo independiente" encargado de las pesquisas necesarias.

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