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Trump, durante un acto electoral del pasado año. :: carlo allegri / reuters
La crisis de los 'soñadores' cierra el Gobierno y amarga a Trump su primer aniversario

La crisis de los 'soñadores' cierra el Gobierno y amarga a Trump su primer aniversario

El rechazo demócrata a prolongar los presupuestos si el presidente mantiene su política migratoria paraliza los servicios federales

ANJE RIBERA

Domingo, 21 de enero 2018, 00:37

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Donald Trump sufrió ayer su mayor derrota política justo el día en que se cumplía el primer aniversario de su investidura como presidente de Estados Unidos. No la provocó el desmantelamiento del sistema sanitario gratuito ni su errática política exterior. Tampoco una reforma fiscal que claramente beneficia a las grandes empresas y fortunas. Ni siquiera una política ambiental contraria a cualquier proteccionismo o su ultranacionalismo comercial. Fue la emigración la que hizo que los republicanos no consiguieran sacar adelante una prórroga de los presupuestos y con ello se provocara un cierre indefinido del Gobierno ('shutdown'), que se verá obligado a paralizar sus operaciones de forma parcial.

«El regalo», como lo calificó el millonario que ocupa durante esta legislatura la Casa Blanca, procedió del bando demócrata del Senado, que exigía a cambio de un apoyo que Trump diera marcha atrás en su intención de deportar en marzo a los más de 700.000 jóvenes inmigrantes indocumentados conocidos como 'dreamers' (soñadores), que llegaron al país cuando eran niños y están afectados por el final del programa (DACA), que en 2012 aprobó la Administración de Barack Obama para otorgarles una cobertura legal que les posibilitara permanecer en territorio norteamericano.

Pero Trump considera que este tema es innegociable y ello frustró el pacto que pretendía extender durante cuatro semanas más las cuentas federales. Para ello era necesario el apoyo de 60 de los 100 senadores. Los republicanos solo cuentan con 51, lo que obligó a una negociación contrarreloj con la oposición que no fructificó antes de que concluyera el plazo oficial.

Trump acusó a los demócratas de estar «más preocupados por los ilegales que por las Fuerzas Armadas o la seguridad de nuestra peligrosa frontera sur». «No negociaremos con quienes mantienen a nuestros ciudadanos legales como rehenes», completó el mensaje la secretaria de prensa, Sarah Sanders. Los demócratas, por su parte, desvelaron que la Casa Blanca ofreció mantener el DACA a cambio de que la oposición aprobara la financiación del polémico muro para cerrar la frontera con México, algo que consideran inaceptable, y la extensión por seis años de un seguro médico para niños de familias con escasos recursos creado durante el mandato de Bill Clinton, que los demócratas reclaman que se convierta en permanente.

Grave crisis

Trump, por tanto, afronta su segundo año de mandato sumido en una crisis que no tiene precedentes cuando un partido, en este caso el republicano, controla en el Congreso tanto la Cámara de Representantes como el Senado. La amarga celebración de su primer aniversario en la Casa Blanca se vio acrecentada por el hecho de que ningún cierre federal ha estado exento de un sentimiento de vergüenza para el presidente. Trump canceló el fin de semana que pretendía pasar en Florida jugado al golf para permanecer en Washington en busca de soluciones para el conflicto, pero anunció que tiene intención de mantener su agenda y participar en el Foro Económico Mundial que se inicia en la ciudad suiza de Davos el próximo martes.

Trump cierra su primer año en Washington como lo inició, con polémica. El presidente número 45 de Estados Unidos ha centrado toda su política en desmantelar el legado de Obama, siempre amparado en un discurso populista y conservador. Pese a que no ocultó ninguna de sus armas durante la campaña electoral, ha sorprendido al mundo con su particular estilo de gobernar.

Su mayor éxito es una reforma fiscal aprobada en diciembre que incluye notables recortes de impuestos para las empresas y supone el único gran logro legislativo en su primer año en el poder, tradicionalmente el más productivo. Los republicanos por fin lograron el recorte de impuestos a las grandes fortunas que perseguían desde años. Antes, la incapacidad para reemplazar la reforma sanitaria de 2010 evidenció la dificultad de Trump para relacionarse con los líderes de su propio partido en el Congreso. De cualquier forma, sí logró erosionarla con la reforma fiscal, que obliga a los estadounidenses a contratar un seguro médico.

El otro gran triunfo del primer año de Trump fue su nominación del joven magistrado conservador Neil Gorsuch, de 49 años, para un cargo vitalicio en el Tribunal Supremo y sus decenas de nominaciones de jueces federales de la misma tendencia política que prometen dejar una huella duradera.

También ha avanzado en una agenda de desregulación cuyos principales productos han sido la eliminación de numerosas normas de protección medioambiental, además de una incipiente liberalización de la industria financiera. Fiel a su lema de «Estados Unidos primero», ha demostrado su desconfianza por los pactos multilaterales al acabar con el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) e iniciar el proceso para retirarse del Acuerdo de París contra el cambio climático.

Esa última decisión, sumada a sus amenazas de violar el acuerdo nuclear con Irán y su decisión de reconocer a Jerusalén como capital de Israel, han aumentado las tensiones con aliados tradicionales de Washington.

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