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Mohamed bin Salmán. :: reuters
Arabia Saudí entrega todo el poder  a un príncipe heredero de sólo 31 años

Arabia Saudí entrega todo el poder a un príncipe heredero de sólo 31 años

El nombramiento de Mohamed bin Salmán para suceder a su padre y actual monarca llega en un momento de tensión en el Golfo y con Irán

MIKEL AYESTARAN CORRESPONSAL

Jueves, 22 de junio 2017, 00:29

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Arabia Saudí acelera la llegada al trono de príncipe Mohamed bin Salmán, conocido como MBS, después de apartar de la línea sucesoria a su primo Mohamed bin Nayef y despejarle el camino como príncipe heredero. La carrera de MBS, de 31 años, está siendo meteórica desde la llegada al trono de su padre, el octogenario Salmán bin Abdulaziz, en enero de 2015, y aglutina en sus manos la jefatura de la corona, el puesto de viceprimer ministro y la cartera de Defensa. Pero además desempeña la dirección del poderoso Consejo Económico y de Asuntos de Desarrollo, órgano que supervisa la Saudi Aramco, la principal compañía productora de petróleo del mundo, lo que le ha convertido en el auténtico hombre fuerte del reino o 'Mr. Everything' (el Señor Todo, tal y como le apodan algunos diplomáticos occidentales).

Después de décadas de inmovilismo, el reino mueve ficha en un momento especialmente delicado debido a la tensión en el Golfo con los vecinos Catar y Yemen, a la expansión del gran rival, Irán, en toda la región y a los nuevos equilibrios surgidos tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, frentes todos ellos marcados por las decisiones adoptadas por el ahora joven heredero. MBS fue también el encargado de negociar directamente un acuerdo sin precedentes, de 110.000 millones de dólares (98.000 millones de euros), para la compra de material bélico a Estados Unidos durante la reciente visita de Trump a Riad.

El sorprendente cambio en la línea de sucesión saudí encierra un doble mensaje. Por un lado, uno dirigido al interior de un país que trabaja en el Proyecto de la Visión de Arabia Saudí 2030, un plan que busca reducir la enorme dependencia actual del petróleo a través de la diversificación de las inversiones y fuentes de ingresos, una tarea titánica en un país en el que el 70% de su economía depende de la venta de hidrocarburos. Pero, sobre todo, la monarquía habla de cara al exterior, donde Riad quiere consolidar su posición frente al enemigo iraní. Los medios de la república islámica calificaron el terremoto en la casa real como «golpe blando» de Estado y recordaron las palabras que MBS pronunció el mes pasado llamando a la «batalla» contra Irán. Una lucha que, precisó, se libraría «en el interior» del territorio iraní y que Teherán recordó cuando sufrió el atentado del Estado Islámico en el Parlamento y el mausoleo del imán Jomeini.

Los primos se dan la mano

El real decreto fue difundido por la agencia estatal de noticias, SPA, poco después de la última comida antes del ayuno diario que los musulmanes practican durante este mes sagrado de ramadán. El texto recoge que MBS fue elegido heredero por 31 de los 34 miembros del comité de sucesión, órgano que reúne a los principales miembros de la familia real. Inmediatamente se difundieron imágenes de los dos primos dándose la mano y unas breves palabras del damnificado, Mohamed bin Nayef, de 57 años, que aseguró estar «contento» y dijo al nuevo heredero al trono que «nunca dejaremos de recibir tu guía y consejo». Además de perder la oportunidad de ser rey, Bin Nayef fue apartado de su cargo de ministro de Interior y jefe de la lucha contra el terrorismo.

La muerte del rey Abdulá en enero de 2015 fue el punto de inflexión para una monarquía que desde entonces ha reorientado sus políticas exterior e interior para tratar de adaptarse a los nuevos tiempos marcados por el hundimiento del precio del petróleo -que ha pasado de los 100 dólares el barril a poco más de 40- y la lucha contra Irán por la hegemonía regional, combate que se vive en países como Yemen o Siria pero también en el propio reino, donde entre el 10% y el 15% de la población es chií, rama del islam mayoritaria en Irán. Este enfrentamiento étnico y religioso entre persas chiíes y árabes suníes se recrudeció después la firma del acuerdo nuclear entre Teherán y Washington y ahora Riad trata de aprovechar la presidencia de Trump para recuperar el terreno perdido.

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