Venezuela votará la Constituyente en julio

En esta batalla a brazo partido por doblegar al contrario, la oposición, envalentonada por los resultados de su 'agenda de calle', ha llamado a mantener «indefinidamente» la protesta, que en las últimas horas sumó otra víctima mortal a las 55 registradas desde que en abril comenzaron las marchas. Ayer, el destino era el CNE, pero las barricadas y los encontronazos registrados desde temprano al este de Caracas lo impidieron.

Los más moderados de la opositora Mesa de la Unidad Democrática exigen cumplir el anterior cronograma electoral y no participaran en la Asamblea Nacional Constituyente. Para el diputado Juan Requesens se trata de un «proceso viciado, ilegal» y de validarlo el Gobierno podría «eliminar los gobernadores regionales. Eso es lo que quiere Maduro».

Parlamentarios más radicales como María Corina Machado no exigen comicios, sino la caída del chavismo. «¡Ni Constituyente, ni regionales. Nuestro objetivo es la transición. Fuera la dictadura y a reconstruir el país!», escribió en Twitter.

Freddy Guevara, primer vicepresidente de la Asamblea Nacional y coordinador del movimiento Voluntad Popular, afirmó, por su parte, que el pueblo definirá en un referéndum si acepta o no la realización de la Asamblea Nacional Constituyente. Si quiere que Maduro deje el poder en 2017 -debería entregarlo de forma definitiva en abril del 2018- y quién debe gobernar el país. Guevara anticipó que el Consejo Nacional Electoral rechazará el referéndum, previsto para antes de julio para enfrentar «esa propuesta fraudulenta de Maduro que lo único que busca es atornillarse en el poder, cambiar la Constitución, destituir a la fiscal e imponer el régimen chavista».

El oficialismo se defiende como puede. «El mundo al revés: la Revolución Bolivariana es calificada de dictatorial porque promueve elecciones y el golpe de Estado lo fomenta la oposición, que se autodenomina democrática» denunció el vicepresidente, Tareck el-Aissami.

Mientras, Nicolás Maduro canceló su presencia en Ecuador para la toma de posesión de Lenín Moreno, seguramente para no tener que dar explicaciones de la crisis a sus colegas latinoamericanos presentes en Quito para despedir a Rafael Correa.