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Policías ocupan un despacho del Gobierno griego en protesta por los recortes

R. C.

Jueves, 18 de mayo 2017, 00:15

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Grecia vivió ayer una jornada de huelga general convocada por los principales sindicatos de los sectores público y privado, en protesta por las nuevas medidas de austeridad exigidas por Bruselas. Miles de personas marcharon por las calles de Atenas hasta el Parlamento, donde se discutían los ajustes que se votarán hoy. Decenas de uniformados que participaban en la manifestación, entre ellos miembros de la Policía, intentaron sin éxito acceder a la Cámara, mientras otro grupo ocupaba las oficinas del viceministro de Finanzas.

Los diputados se pronunciarán hoy sobre la nueva partida de reformas exigidas por la Unión Europea para desbloquear los 86.000 millones del último rescate otorgado a Atenas, el tercero en siete años. Entre las medidas de austeridad incluidas en las condiciones, se contempla un nuevo recorte de las pensiones -el decimotercero desde 2010- y una reducción de las exenciones fiscales en los ingresos. Una vez se aprueben los recortes, los ministros de Economía de la Eurozona discutirán el próximo lunes el proceso de desembolso del préstamo, unos fondos que Grecia necesita de manera urgente para poder pagar una deuda de 7.500 millones que vence en julio.

«Desastre»

Los manifestantes que recorrieron las calles de la capital portaban pancartas con lemas como 'No a la austeridad, sí a la reducción de la deuda' o 'Devolvednos nuestros derechos robados'. Aunque, en términos generales, la movilización se desarrolló de manera pacífica, se produjeron incidentes aislados, entre los que destacó el intento de los uniformados de entrar al Parlamento: el ministro de Protección Ciudadana, Nikos Toskas, se había reunido antes de la marcha con los sindicatos de estos sectores, a los que prometió concesiones que atenúen el impacto de las medidas sobre su nivel adquisitivo, pero ellos decidieron finalmente seguir adelante con la protesta.

La Policía utilizó gases lacrimógenos contra un grupo de personas que portaban cócteles molotov. Los servicios de transporte público quedaron interrumpidos en toda la ciudad y varios vuelos domésticos fueron cancelados. La jornada evidenció, una vez más, la caída en picado de la popularidad del primer ministro, Alexis Tsipras. «Nos prometió que acabaría con la austeridad y con los rescates. En vez de eso, nos ha traído un desastre», criticaba una pensionista que participaba en la protesta.

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