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ZIGOR ALDAMA
Lunes, 27 de marzo 2017, 00:19
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Shanghái. La farsa de elecciones democráticas de Hong Kong, en las que un comité de 1.194 personas -apenas el 0,1% de la población- elige al jefe del Ejecutivo de esta región administrativa especial china, se celebró ayer tal y como marcaba el guion. La candidata Carrie Lam se convirtió en la primera mujer que alcanza el cargo con el mayor número de votos desde que la excolonia británica fue devuelta al gigante asiático en 1997, y declaró que espera que su victoria anime a más mujeres a participar en política. 777 papeletas le otorgaron una holgada victoria sobre los otros dos candidatos, aunque todos ellos habían sido aprobados previamente por el Gobierno central de Pekín.
«El trabajo para unir a la sociedad comienza ahora», afirmó Lam en el discurso que pronunció tras una votación que solo duró dos horas. «Hong Kong, nuestro hogar, está seriamente dividido y suma gran frustración. Mi prioridad será acabar con esa división, reducir la frustración, y unir a la sociedad para que continúe avanzando». No obstante, nadie duda que lo va a tener muy difícil. De hecho, los demócratas que exigen el sufragio universal la consideran como la preferida de Pekín y no han ahorrado críticas a todo el proceso electoral.
«Lam ha recibido solo 777 votos, pero gobernará una ciudad de 7,3 millones de habitantes. Su victoria, a pesar de la falta de apoyo popular, refleja el total control que el Partido Comunista ejerce sobre el proceso electoral en Hong Kong y supone una grave intrusión en su autonomía», denunció Demosisto, el joven partido político creado por los líderes estudiantiles que promovieron la Revolución de los Paraguas en 2014.
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