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La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, se prueba un traje de bombero en un descanso del congreso del SNP. :: m. wachucik / afp
Sturgeon quiere imponerlo todo

Sturgeon quiere imponerlo todo

Con su aspiración a la nueva consulta y a marcar el calendario, el SNP escocés añade oscuridad al 'brexit' en vísperas de su inicio

ÍÑIGO GURRUCHAGA

Domingo, 19 de marzo 2017, 00:57

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Tom Mason colgó un letrero pidiendo el 'no' en un árbol frente a su casa en el referéndum sobre la independencia de Escocia, en septiembre de 2014, y a la mañana siguiente ya no estaba. El presidente del Partido Conservador en Aberdeen lo subió a una rama más alta, y a la mañana siguiente había desaparecido. «Con una escalera desplegable lo colgué en la copa», recuerda con humor.

Es un conservador de la vertiente conocida como 'tories de una nación', un empresario que cree que su partido se desentendió de las diferencias en el bienestar económico y social en la década de los 80, un septuagenario que recuerda los buenos tiempos que pasó en Ronda o elogia la sensatez de los franceses. Votó por la permanencia británica en la UE y desconfía de los independentistas.

-No tengo ningún problema si alguien no está de acuerdo con nosotros pero, cuando llamamos a las puertas de las casas haciendo campaña, los simpatizantes del SNP a menudo nos tratan mal. Dijeron que el referéndum de 2014 era el último en una generación y ya quieren otro.

En la tramoya social de la disputa entre gobiernos y partidos sobre la unión o la independencia hay división y acritud, que no son más graves que las que existen sobre el 'brexit' en el conjunto de Reino Unido, pero esta semana las dos tensiones se han combinado al anunciar Nicola Sturgeon que pedirá al Parlamento de Edimburgo el aval para demandar un nuevo referéndum y al responderle Theresa May que ahora no es el momento.

Esta semana también el Gobierno de Londres retiró un aumento de impuestos a los autónomos que había introducido cinco días antes y el ministro para la Marcha de la UE, David Davis, explicó en el Parlamento que el Ejecutivo de May -que sostiene que un mal acuerdo sobre la relación futura con la UE sería peor que abandonar la negociación sin acuerdo- no ha analizado en realidad el posible coste de irse sin más del mercado único.

Si el Gobierno de Su Majestad da la impresión de navegar en ocasiones al garete, ¿por qué no iba a cometer errores el de Escocia? ¿Se equivocó Nicola Sturgeon al anunciar, el lunes, el inicio de los trámites para convocar otro referéndum? Para evaluar la cuestión hay que considerar al menos el porqué del anuncio y el momento elegido.

A Lewis Macdonald, diputado laborista por Aberdeen en el Parlamento de Edimburgo y vicepresidente del comité sobre las cuestiones europeas, le sorprendió:

-Los ministros del Gobierno escocés habían insistido en que su prioridad era ver qué decía la carta de Theresa May iniciando el 'brexit' sobre su propuesta para una nueva relación con la UE (publicada por Sturgeon en noviembre). Querían que la promocionase, o al menos que la mencionase para que sea parte de la negociación. Pero extrañamente toman la iniciativa antes, desacreditándose también ante Europa. Decían que Escocia quiere permanecer próxima a la UE, pero muestran que la independencia es más importante, y ni siquiera pueden asegurar que una Escocia independiente permanecería en la UE.

Macdonald no cree en la 'conspiración del cepo', que dice que Sturgeon adelantó su anuncio porque los rumores persistentes en Westminster que aseguraban que May invocaría el martes el Artículo 50. Habría obligado a May a aplazarlo. Colegas en Bruselas del laborista escocés le aseguraban que en la capital de la UE ya se sabía que la fecha elegida era el próximo día 27.

«Sin avances»

Si el momento sorprende, el porqué lo explica Michael Russell, ministro para la Negociación con Reino Unido sobre la Posición de Escocia en Europa y, como tal, representante de Sturgeon en el Comité ministerial conjunto creado por May y que reúne a titulares del Gobierno central y de las autonomías:

-No ha habido avances significativos en el comité, porque el Gobierno de Londres ha cambiado unilateralmente los términos de su funcionamiento. Se estipuló que buscaría el acuerdo sobre el Artículo 50 y supervisaría las negociaciones, pero hace dos semanas la primera ministra dijo que la función de las administraciones autonómicas es presentar propuestas al Gobierno de Reino Unido. Somos parte de la toma de decisiones y desde el principio no se nos ha tratado así. Tenemos que volver a las funciones originales. Y eso requiere que el Gobierno británico no solo comparta datos sino también opciones y políticas. Y no ha habido nada de eso.

Russell cree que la negativa de May al referéndum es parte de su estilo: «Anunció la renuncia al mercado único veinticuatro horas antes de que tuviese que ser debatida en el comité. Ellos deciden todo». ¿Estaba Sturgeon dando un puñetazo en esa mesa al anunciar el referéndum? Ayer, en su discurso de clausura de la conferencia de su partido, volvió a darlo, aunque con el puño envuelto en seda.

Confirmó que esta semana presentará al Parlamento un referéndum con su calendario preferido: entre el otoño de 2018 y la primavera de 2019, «cuando conozcamos los términos del 'brexit', pero antes de que sea demasiado tarde para tomar una senda diferente». Ayer ofreció a May un diálogo sobre la fecha, pero añadió que «la voluntad del Parlamento escocés debe prevalecer y prevalecerá».

El conservador Mason cree que los referéndum provocan división, que debería exigirse una mayoría más amplia que la simple para los cambios constitucionales y que sólo deben convocarse cuando está claro que se pueden ganar. La líder escocesa rechaza esa política lenta e inició ayer la campaña para ganar una mayoría que hoy no tiene en torno a la idea de una Escocia independiente de Reino Unido pero dentro del mercado único.

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