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MIKEL AYESTARAN
Miércoles, 1 de marzo 2017, 00:30
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Ejército, Gobierno e Inteligencia de Israel centran las críticas del informe del supervisor del Estado, Joseph Shapira, sobre la guerra del verano de 2014 en Gaza, un conflicto que «podría haberse evitado» y ante el que el Ejecutivo «no exploró una alternativa diplomática», reza el texto. El documento de 200 páginas, que se había ido filtrando por partes desde hacía meses, censura la falta de preparación de los militares y la poca información que tenían los dirigentes políticos para acabar con los túneles de Hamás, el arma más importante del grupo islamista en la última guerra.
Antes de la ofensiva 'Margen protector' -duró 50 días y murieron 2.251 palestinos, 1.462 de ellos civiles, y 73 israelíes, 67 de ellos soldados, según la ONU- «no se proporcionó a los ministros la información necesaria para tomar las mejores decisiones», recoge la investigación. Benyamin Netanyahu recurrió a Facebook para defenderse y señaló que «la amenaza de los túneles fue analizada con detalle ante el Consejo de Seguridad en 13 sesiones diferentes». El primer ministro defendió que la operación fue oportuna, «como muestra la estabilidad desde entonces». El supervisor del Estado pidió a los políticos que se centren en los fallos mostrados en el informe como «lecciones para aprender», pero los rivales de Netanyahu, como el líder de la oposición, Isaac Herzog, no tardaron en pedir su dimisión.
Para el analista Gil Hoffman, de 'The Jerusalem Post', «Netanyahu es el más claro perdedor de lo que puede llamarse el 'Gaza-gate'. Su fama de 'Señor seguridad' se ha evaporado para siempre. Sus dudas en materia de seguridad quedan tan documentadas como su indecisión diplomática. Si tiene que enfrentarse a una investigación criminal o participa en la próximas elecciones, sus oponentes se lo recordarán».
En el verano de 2014 tres colonos israelíes fueron secuestrados y asesinados en un asentamiento próximo a Jerusalén. Israel culpó a Hamás y puso en marcha una macrorredada en Cisjordania contra el grupo islamista. Desde Gaza comenzaron a lanzar cohetes y la escalada de tensión terminó con la intervención del Ejército. Las operaciones a través de túneles sorprendieron a los militares y se convirtieron en un arma mucho más mortífera que los cohetes.
En los cincuenta días de operación, Israel destruyó 32 túneles, según el Ejército, la mitad de los pasadizos construidos por el enemigo, dice Shapira. La amenaza persiste y por ello desde el final del guerra el Estado hebreo construye una nueva barrera subterránea en torno a Gaza y la unidad de elite de ingenieros (Yahalom) ha duplicado sus efectivos.
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