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El malestar por la crisis económica por la que atraviesa Argentina ha sacado a sus ciudadanos a la calle en múltiples ocasiones. :: E. A. / afp
El 'turismo de compras' acaba en tragedia

El 'turismo de compras' acaba en tragedia

Los precios hasta un 80% más caros en Argentina provocan que cientos de ciudadanos viajen a Chile para adquirir todo tipo de productos

MARCELA VALENTE

Lunes, 27 de febrero 2017, 00:25

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Una tragedia volvió a poner sobre la mesa hace unos días el auge del 'turismo de compras' que desde hace unos meses se vive en Chile. Miles de argentinos cruzan cada año al país vecino para hacerse con productos que al otro lado de la frontera son mucho más baratos, una aventura que el pasado 19 de febrero se saldó con la muerte de 19 personas tras el vuelco de un autobús en la provincia de Mendoza que trasladaba a 40 pasajeros desde el país andino a Chile.

«Íbamos a buscar las mochilas para la escuela de los niños porque allá son más baratas», declaró una de las supervivientes, Alejandra De la Fuente. La gran mayoría de los viajeros eran argentinos que iban a comprar a Chile. «Tres mujeres de mi familia estaban en el autocar. Iban a por útiles escolares», explicaba un hombre que buscaba a sus parientes tras el accidente. Y es que la canasta escolar está en este país hasta un 87% más barata que en Argentina.

El 'turismo de compras' ya había comenzado en 2009, pero su aumento fue muy paulatino hasta fines de 2015, cuando Mauricio Macri fue nombrado nuevo presidente de Argentina y se eliminaron las restricciones a la compra de dólares. Entonces la tendencia de viajar a Chile para comprar se volvió furor. Del millón de argentinos que cruzaban cada año al país vecino se pasó a tres millones en 2016. Y para este año se prevé que sean 3,7 millones.

El flujo de viajeros se incrementa durante las vacaciones y los fines de semana largos. Incluso desde Buenos Aires salen tours de compras. Tanto es así que en diciembre muchos adquirieron allí sus regalos de Navidad. Pero para los que viven en las provincias vecinas a los pasos fronterizos, el viaje puede hacerse en poco más de un día en autobús sin tener que gastar en alojamiento.

En estos días, la inminencia del inicio del curso escolar el próximo 6 de marzo ha disparado las salidas desde las provincias de Mendoza y San Juan, pero también desde Salta, Neuquén, Río Negro y Santa Cruz, todos ellos sitios desde los que los argentinos pueden cruzar al otro lado si se arman de paciencia. Porque la hilera de coches puede llegar a retenerlos hasta donce horas para cruzar la aduana en hora punta.

En enero, una mujer de 62 años murió de un paro cardíaco en su coche tras estar esperando durante horas bajo el sol ardiente del verano austral. Algunas familias incluso aprovechan a dormir durante la espera. La recompensa serán las compras más baratas de electrodomésticos, teléfonos móviles, tabletas, ropa, calzado, útiles escolares y juguetes. El coste de introducirlas en su país de vuelta no es elevado y justifica el traslado. En cambio, para los comercios locales esta migración es una catástrofe.

Si en Argentina el consumo cayó un 4,7% en 2016 -según la consultora CCR- en las provincias lindantes con Chile, la tasa casi se duplica. El «efecto Chile» le llaman.

En Río Turbio, provincia de Santa Cruz, los trabajadores de una minera que es casi la única empresa de la ciudad esperan a cobrar sus salarios para irse a comprar a las localidades chilenas de Puerto Natales o Punta Arenas. Esta última es, además, zona franca. En la provincia de Salta, nueve de cada diez veraneantes fueron este año a Iquique, otra zona franca chilena.

También a Paraguay y Brasil

El fenómeno se repite en otros pasos fronterizos: por el puente San Roque, que une a la ciudad argentina de Posadas con la paraguaya Encarnación, están saliendo más argentinos que por el aeropuerto internacional de Ezeiza. El puente argentino-paraguayo sobre el río Paraná, diseñado para que pasen 5.000 personas al día, está viendo pasar a más de 40.000. Argentinos de toda esa región -que incluye las provincias de Misiones, Corrientes, Chaco, Santiago del Estero o Santa Fe- aguardan horas para cruzar la frontera y hacer sus compras, ir a la peluquería o comer más barato.

En el límite con Brasil, pasa lo mismo. Los argentinos van por Foz de Iguazú. Los economistas sostienen que el problema está en la carga tributaria y los mayores costes laborales de Argentina. Apuntan, además al elevado arancel que impone el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela) a las mercancías que vienen de fuera del bloque. Chile, en cambio, es un país de economía abierta, casi sin industria y con costes bajos. Los argentinos de clase media lo prefieren a los otros destinos cercanos porque allí encuentran las marcas de ropa que no se venden en Argentina como Gap, H&M o Ripley.

No obstante, la locura de comprar barato ya está teniendo un impacto negativo en la actividad económica y el empleo. Las empresas textiles, de calzado y electrodomésticos de Argentina están cerrando sus puertas y dejando a sus operarios en la calle. Y el déficit turístico -salida de divisas- aumentó un 80% en 2016 con respecto al año anterior.

12 horas esperan quienes cruzar la frontera para comprar, ir a la peluquería o comer más barato.

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