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Srinivas Kuchibhotla.
Mata en Kansas a un ingeniero  indio al grito de «¡Lárgate de mi país!»

Mata en Kansas a un ingeniero indio al grito de «¡Lárgate de mi país!»

M. GALLEGO

Sábado, 25 de febrero 2017, 00:40

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«¡Lárgate de mi país!», gritó Adam Purinton, de 51 años, antes de abrir fuego el miércoles por la noche contra los dos ingenieros indios de 32 años que se tomaban una cerveza en un bar de Olathe (Kansas). Un joven estadounidense que intervino se llevó otro disparo. Purinton contaría después que había matado «a dos tipos de Oriente Medio».

En realidad sólo había matado al primero, Srinivas Kuchibhotla, que como su compañero herido, Alok Madasani, trabajaba para la famosa empresa de navegadores GPS Garmin con uno de esos visados H1-B que ha permitido a Silicon Valley nutrir su plantilla de programadores e ingenieros. El chico estadounidense de 24 años que se convirtió en la tercera víctima fue el héroe de la noche al declarar que sólo había hecho «lo que cualquier ser humano por otro ser humano, no es cuestión de etnias», dijo Ian Grillot desde su cama del hospital.

Al principio había explicado que intervino, porque «lo que aquel caballero estaba haciendo no estaba bien». Luego, según dijo, porque «temía que hiriese a alguien más». Finalmente, reconoció que salió de debajo de la mesa tras la que se había parapetado «porque creí equivocadamente que se había quedado sin balas».

Presumía de la hazaña

Hasta ese momento Purinton no tenía más que una multa por exceso de velocidad. La mayoría de los que se encontraban en el Austin Bar veían un partido de baloncesto mientras el tirador «se puso cada vez más agitado», contó Grillot, que llegó a pedirle que abandonase el local para no perturbar a los demás. El aludido lo hizo, pero regresó minutos después pistola en mano para acabar con sus víctimas. Le capturaron cinco horas más tarde en restaurante de comida basura de la cadena Applebee, donde presumía de su matanza. Gracias a esa admisión el juez ha fijado la fianza en dos millones de dólares (1,9 millones de euros).

Sus víctimas llevaban ya cinco y diez años en Estados Unidos, donde, según dijo a 'The New York Times' el padre del superviviente, que tiene otro hijo también en este país, habían visto cómo la emergencia de Donald Trump desataba el racismo a su alrededor. «Mis hijos no son nuevos en EE UU, pero esta situación sí. Tenemos que repensárnoslo», afirmó. Sólo en la semana que siguió a la victoria de Trump la organización Southern Poverty Law Center documentó 400 delitos de odio.

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