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Urgente Dos de los muertos y tres de los heridos en Sevilla pertenecen al GAR de Logroño

El califato se cobra la pérdida de Al-Bab

MIKEL AYESTARAN CORRESPONSAL

Sábado, 25 de febrero 2017, 00:41

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Jerusalén. Menos de 24 horas después de que Turquía anunciase que el Ejército Sirio Libre (ESL) se había hecho con el control del centro de Al-Bab, dos atentados suicidas del grupo yihadista Estado Islámico (EI) causaron al menos 61 muertos en los alrededores de esta ciudad siria situada a 30 kilómetros de la frontera turca. Después de cuatro meses de combates el ESL -en realidad se trata de una serie de brigadas armadas y entrenadas por Ankara-, logró expulsar a los seguidores del califa de su último bastión en la provincia de Alepo, pero estos volvieron a demostrar que, pese a la pérdida de terreno, siguen siendo una amenaza.

El primer kamikaze se inmoló en un puesto de control de los rebeldes sirios y asesinó al menos a 53 personas; la segunda explosión se produjo pocas horas más tarde y hubo ocho muertos, según informaron activistas locales citados por la cadena Al Yasira. Entre las víctimas hay un número importante de civiles que esperaban desde hacía meses el final de los combates para poder regresar a sus casas y no dudaron en volver en cuanto se anunció el final del califato. El Ejército turco está desplegado en la zona y combate junto a los opositores sirios con el objetivo de crear una zona de seguridad a lo largo de su frontera.

La violencia en Siria eclipsó un día más las negociaciones entre Gobierno y oposición en Ginebra, un diálogo indirecto que no avanza pese a los esfuerzos de Naciones Unidas, que califica este momento de «oportunidad histórica» para lograr la paz. La segunda jornada negociadora estuvo marcada por el encuentro entre los opositores y el mediador de la ONU, Staffan de Mistura. «En general, la reunión ha sido positiva y hemos abordado los términos de referencia de una solución política», declaró ante los medios Naser Hariri, el nuevo jefe de delegación de la Comisión Suprema de las Negociaciones (CSN), una coalición de entidades opositoras dentro de Siria y en el exilio. Hariri subrayó el carácter «entusiasta» de De Mistura, pero dejó muy claro que «no hay pasos o medidas específicas».

La CSN apuesta por la formación de un órgano de poder de transición en el país, «que reunirá a todos los poderes que combatan juntos el terrorismo», y se opone a la formación de un Gobierno de unidad nacional, la propuesta del Gobierno del presidente Bashar el-Asad. El proceso de Ginebra no termina de arrancar y, sobre el terreno lo que sí está teniendo efectos prácticos son las decisiones adoptadas en la cumbre de Astaná, apadrinada por Rusia, Irán y Turquía, tres de los países con mayor peso en la guerra.

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