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Un miembro de las Fuerzas de Movilización Popular dispara contra posiciones del Estado Islámico en el oeste de Mosul. :: reuters
Irak recupera el aeropuerto de Mosul

Irak recupera el aeropuerto de Mosul

Las fuerzas armadas, apoyadas por la coalición que lidera EEUU, se preparan para el asalto final a la ciudad, feudo del Estado Islámico

MIKEL AYESTARAN

Viernes, 24 de febrero 2017, 00:18

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Las fuerzas iraquíes, apoyadas por tierra y aire por la coalición que lidera Estados Unidos, cumplieron su primer objetivo. Menos de una semana después de lanzar la operación para expulsar del todo al grupo yihadista Estado Islámico (EI) de Mosul, se hicieron con el control del aeropuerto internacional de esta ciudad situada en el norte de Irak y que desde el verano de 2014 ha sido el gran bastión de los seguidores del califa Ibrahim.

Un avance clave desde el punto estratégico ya que, aunque el aeródromo se encuentra destrozado y sus pistas inutilizadas, se trata de una gran superficie de terreno en la que los mandos iraquíes planean instalar su base de operaciones desde la que dirigirán los combates calle por calle que estallarán pronto en el núcleo urbano. El empuje de los efectivos del Ejército, la Fuerza Antiterrorista y la Policía Federal logró además dar un paso más allá para irrumpir en el campamento militar de Ghizlani, próximo al aeródromo.

En un comunicado recogido por la cadena kurda Rudaw, el general de brigada Bahnam Mohamad al-Kazimi, comandante de las fuerzas de respuesta rápida, las unidades de élite del ministerio de Interior, informó de que habían logrado el «pleno control» del aeropuerto y que empezaban con el peinado del recinto para desactivar explosivos o eliminar a milicianos del EI que podrían estar escondidos en alguno de los edificios. Otro comandante de la fuerza de reacción rápida, el general Abdulaziz al-Musawi, explicó que el nivel de destrucción de las instalaciones «ha llegado al 90% después de la destrucción de edificios por el EI o los bombardeos aéreos llevados a cabo por la coalición internacional». Las imágenes mostraban las montañas de escombros de lo que en el pasado fue un aeropuerto.

Los yihadistas defendieron sus posiciones durante toda la mañana y recurrieron a coches bomba, artefactos explosivos improvisados y a aviones no tripulados (drones) cargados con explosivos, un arma que han ido perfeccionando en los últimos meses y emplean cada vez con más frecuencia. «Estamos atacando desde múltiples frentes para distraer al enemigo y evitar que pueda reagruparse», declaró a la agencia Reuters el capitán de la Policía Federal Amir Abdul Kareem, para quien «es la mejor estrategia para acabar con ellos con rapidez».

Bien coordinados

El avance es rápido en estos primeros días, aunque la operación para recuperar el control de la que ha sido desde el verano de 2014 la capital del califato en Irak comenzó en octubre. Las fuerzas iraquíes mantienen la misma estrategia empleada en enero en la otra orilla del Tigris y parecen bien coordinadas en su avance, nada que ver con lo ocurrido en los meses de noviembre y diciembre, en los que las diferencias entre los mandos provocaron un estancamiento que estuvo a punto de poner en peligro la operación.

Una coalición de fuerzas formada por más de 100.000 hombres, entre peshmerga kurdos, ejército y fuerzas de seguridad iraquíes y milicias chiíes, con el apoyo de 5.000 asesores militares estadounidenses, se enfrentan a un enemigo que ahora se atrinchera entre los más de 650.000 civiles que permanecen en la orilla occidental del Tigris. Las organizaciones humanitarias, como hicieron cuando comenzó la ofensiva en la parte este de la ciudad, se preparan para un éxodo forzado de más de 400.000 personas, aunque en estos primeros días de combates apenas se ha registrado salida de civiles, algo que se producirá conforme la batalla se aproxime al casco urbano.

Pese a la facilidad con la que se ha podido ganar terreno esta semana en Mosul, el comandante de las fuerzas estadounidenses en Irak, Stephen Townsend, insiste en sus intervenciones diarias ante los medios en que se trata de «un rudo combate para cualquier ejército» y estima que para acabar con el califato en Irak y en la vecina Siria serán al menos necesarios «seis meses» de combates. La supremacía militar de Irak y sus aliados transmite la sensación de que la victoria es solo cuestión de tiempo, pero, aunque pierda el califato, el grupo liderado por el califa Ibrahim seguirá siendo una amenaza debido a su capacidad para realizar atentados tanto en Irak como en otros países del mundo.

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