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El asesinato de Kim Jong-nam enturbia las relaciones entre China y Corea del Norte

Pekín implementa las sanciones sobre el régimen de Pyongyang mientras Malasia continúa buscando a sospechosos

ZIGOR ALDAMA

Lunes, 20 de febrero 2017, 00:55

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Técnicamente, China puede argumentar que está cumpliendo con las sanciones aprobadas por las Naciones Unidas -que incluyen un máximo de exportaciones de carbón de 7,5 millones de toneladas valoradas en unos 400 millones de dólares- en respuesta al programa nuclear militar de Corea del Norte. Pero a nadie se le escapa que es también un importante toque de atención a su vecino y tradicional aliado. Según informó el Ministerio de Comercio chino el sábado, el gigante asiático no volverá a comprar carbón norcoreano este año.

La decisión es, además, una victoria para Estados Unidos, que lleva años exigiendo a Pekín que haga más presión sobre Pyongyang. De hecho, en Washington se plantea incluso la posibilidad de volver a etiquetar a Corea del Norte, nueve años después, como un estado que patrocina el terrorismo. «China quiere demostrarle a Kim Jong-un la seriedad con la que se toma el asunto y lograr así que todos vuelvan a la mesa de negociaciones», dijo ayer Wang Sheng, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Jilin, en declaraciones al South China Morning Post. Por otro lado, una postura más firme frente a Corea del Norte puede darle a China mayor credibilidad cuando critica el escudo antimisiles que Estados Unidos y Corea del Sur planean poner en marcha.

Mientras tanto, en Malasia los investigadores continúan con las pesquisas sobre lo sucedido el pasado lunes en el aeropuerto de Kuala Lumpur, donde Kim Jong-nam fue asesinado presuntamente por dos mujeres de nacionalidades indonesia -ha asegurado que creía estar participando en una broma de cámara oculta- y vietnamita.

La Policía busca ahora a cuatro ciudadanos norcoreanos que podrían estar relacionados con el caso y que abandonaron el país el mismo día del crimen, con lo que ya son nueve sospechosos en total. Los servicios de Inteligencia de Corea del Sur concluyeron ayer que ya no hay duda de que el régimen de los Kim está detrás del asesinato.

No obstante, la primera autopsia realizada por los forenses malasios no dio resultados concluyentes y fue rechazada por las autoridades norcoreanas. «No aceptaremos un análisis postmortem realizado de forma unilateral sin nuestra presencia», afirmó Kang Chol, embajador de Corea del Norte en Malasia.

El inspector general de policía Khalid Abu Bakar, sin embargo, recordó que nadie está por encima de la ley y que la familia Kim debe proporcionar muestras de ADN para que los tests que se están realizando puedan concluir y el cuerpo pueda ser entregado finalmente a Corea del Norte.

Claro que esa petición puede rozar la blasfemia en el régimen comunista y no parece que vaya a ser respondida de forma satisfactoria. Eso puede dificultar también las relaciones de Pyongyang con Malasia, algo que en un principio ambas partes aseguraron que no sucedería.

De esta forma, Kim Jong-un puede haber convertido a un enemigo insignificante -Kim Jong-nam vivía exiliado en China y se había mostrado crítico con el régimen- en un gran punto de fricción con los pocos países que todavía no le han dado la espalda por completo.

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