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El presidente electo de EE UU, Donald Trump, concede un turno de pregunta durante su comparecencia en Nueva York. :: spencer platt / afp
Trump 'cede' los negocios a sus hijos
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Trump 'cede' los negocios a sus hijos

El presidente electo de EE UU admite que Rusia está detrás del pirateo a los demócratas durante la campaña y añade que gustar a Putin es un activo

MERCEDES GALLEGO

Jueves, 12 de enero 2017, 00:45

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El cartel del pódium al que se subió Donald Trump ha cambiado desde su última conferencia de prensa en julio del año pasado. Ahora dice «presidente electo», pero en los créditos de la última temporada de 'The Apprentice' (El aprendiz) su nombre sigue apareciendo como «productor ejecutivo». Uno no lo habría pensado al leer los tuits en los que se mofaba de Arnold Schwarzenegger por tener menos audiencia que él, ni al verle aparecer en la planta baja de la Torre Trump rodeado de banderas, pero cuando sus asesores desplegaron sobre la mesa varias montañas de sobres amarillos llenos de misteriosos documentos, todo empezó a tener sentido. El mago de 'reality show' nunca ha dejado su papel, sólo lo aplica a la presidencia.

Lo suyo son los golpes de efecto, subir los 'ratings' y entretener a la opinión pública, que se divierte cada vez que humilla a sus enemigos o a los medios de comunicación. Nadie sabe lo que contienen esos cientos de sobres porque Trump no lo mostró, pero una abogada que habla como él y minutos antes mangoneaba a la prensa explicó que eran «algunos de los documentos» que ha firmado para transferir sus negocios a un fideicomiso que dirigirán sus dos hijos. «No lo discutirán conmigo», dijo por toda garantía para solventar el incómodo tema de los conflictos de intereses que suscita su nueva posición. «Espero que a la vuelta de ocho años pueda decirles: 'Habéis hecho un buen trabajo'. Y si lo hicieron mal les diré: 'You are fired!' (¡Estás despedido!)», dijo reproduciendo la frase que le hizo célebre en 'The Apprentice'.

Hace tiempo que Trump da por hecho que doblará mandato y calcula sus pasos como si ya estuviera en campaña de reelección. El secreto es que cada anuncio le granjee un Estado o sector demográfico, porque sabe muy bien que la atención del público es mínima y lo que queda es el impacto de las frases pegadizas y los titulares contundentes.

Quién tiene cabeza para llevarle la cuenta de todas las contradicciones o pasarle factura por las falsedades de realidad paralela, salvo los periódicos que lo documentan como hormigas entre muchas letras. Esos a los que azota sin descanso y que acaban siendo víctimas de sus etiquetas mordaces («Dishonest media!») y de sus propios errores. 'Buzzfeed' le dio la víspera la oportunidad de volver a arrastrarlos por el fango al publicar un informe sin verificar de un agente de la Inteligencia británica que expone sus supuestas perversiones sexuales en una habitación de hotel de Moscú. Según esto, el Gobierno ruso tiene imágenes del presidente electo de EE UU en la cama rodeado de prostitutas recibiendo «una lluvia dorada», algo que Trump negó ayer tajantemente. «¿Alguien se cree esa historia? Soy un gran paranoico de los gérmenes, creedme». Además, «siempre digo a la gente: 'Tened mucho cuidado en vuestras habitaciones de hotel, porque con lo pequeña que es hoy la tecnología habrá cámaras por todas partes y acabaréis viéndoos en televisión'».

Respuestas en televisión

Así se fue la mitad de la primera rueda de prensa que Trump da en casi siete meses, lo que a este ritmo vienen a ser dos al año. Para los medios escaseaban hasta los centímetros de suelo en los que permanecer de pie, no había wifi, orden de preguntas ni micrófonos que pasarse. Lo que le importa a Trump no es que se oigan las preguntas en la sala sino sus respuestas por televisión. Son las caras conocidas de las primeras dos filas las que tienen el turno, siempre y cuando no sean de CNN, a la que Trump llamaba durante la campaña «Clinton News Network» y ayer simplemente «fake news» (noticias falsas), dijo tras negarle la palabra.

Con todo, al canal que la víspera contuvo la difusión del cuestionable informe que los servicios de Inteligencia le habrían resumido en su análisis sobre el espionaje ruso le fue mejor que al medio que lo publicó completo. «'Buzzfeed' es un fracasado montón de basura, sufrirá las consecuencias», espetó

Puede que Rusia también lo haga, o no. Trump admitió por primera vez que este país «probablemente» fue el responsable de los ataques informáticos que sufrieron la campaña de Clinton y el Partido Demócrata durante las elecciones, «pero pudo ser cualquier otro, todo el mundo nos piratea». La culpa, sin embargo, es de las víctimas, sostuvo implacable, «estaban totalmente abiertos, hicieron un trabajo nefasto». Su propio partido también sufrió las visitas de los piratas rusos, sólo que Moscú no tenía interés en dañar al candidato por el que apostaba el propio Vladímir Putin. «¿Y qué? Si a Putin le gusta Trump, considéralo un activo, no un lastre. Rusia puede ayudarnos a acabar con el Estado Islámico, para empezar. Espero llevarme bien con Putin, no lo sé, pero si no es el caso, ¿de verdad creéis que Hillary habría sido más dura con Putin que yo? ¡Venga ya!».

Los que aplaudían con silbidos de entusiasmo y respondían a sus preguntas retóricas estaban todos junto a los ascensores que subían a las plantas comprendidas entre la 14 y la 26. Claramente no eran parte del cuerpo de prensa, pero animaban la escena en televisión.

En los próximos meses Trump promete seguir haciendo anuncios espectaculares sobre empresas que eligen quedarse en EEUU en lugar de trasladar sus fábricas a México, así como tratos con las farmacéuticas, una gran reforma sanitaria y un plan para evitar nuevos ataques informáticos. La letra pequeña demuestra que los empleos 'salvados' por Carrier, por ejemplo, no eran 1.200 sino 800, que a largo plazo serán sustituidos por la automatización; que Ford ya no fabricará coches en México porque ve dirigirse el mercado hacia los vehículos eléctricos, que tienen más futuro en EE UU; y que los 50.000 millones que va a invertir Softbank ya habían sido anunciados antes de las elecciones.

Pero eso no importa, Trump sabe muy bien que la gente no lee la letra pequeña, para eso tiene a sus abogados y sus 'ratings', que suben el valor de la Bolsa y ganan elecciones. «Vamos a ser el más grande productor de empleos que Dios haya creado nunca», prometió. «Dentro de ocho días vamos a hacer grande a América de nuevo».

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