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Un policía ruso patrulla ante la Embajada estadounidense en Moscú. :: kiril kudriatsev / afp
Moscú evita responder con expulsiones  para no enturbiar su relación con Trump

Moscú evita responder con expulsiones para no enturbiar su relación con Trump

El presidente ruso prefiere esperar el relevo de Obama y no «caer en una diplomacia irresponsable»

RAFAEL M. MAÑUECO CORRESPONSAL

Sábado, 31 de diciembre 2016, 00:50

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Pese a que el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, propuso «reciprocidad» a la medida de Estados Unidos de expulsar a 35 diplomáticos rusos como represalia por la injerencia en las pasadas elecciones presidenciales estadounidenses, el presidente Vladímir Putin optó por no entrar al trapo y evitar un choque frontal con Washington que ponga en peligro su relación con el futuro inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump. En él confía Putin para poder restablecer el diálogo y superar la profunda crisis de entendimiento que sus respectivos países atraviesan.

«Rusia no va a expulsar a nadie», declaró el jefe del Kremlin después de que Lavrov le propusiera retirar las acreditaciones diplomáticas a 31 miembros de la embajada de EE UU en Moscú y a 4 del consulado norteamericano en San Petersburgo. «No vamos a caer en una diplomacia irresponsable (...) no vamos a crear problemas a los diplomáticos estadounidenses. No prohibiremos ni a sus familias ni a sus hijos disfrutar en sus lugares habituales de descanso durante las fiestas navideñas», añadió.

Putin se negó también, aunque se lo pidió el ministro de Exteriores, a cerrar una «dacha» (casa de campo) en las afueras de Moscú para uso de la legación diplomática estadounidense y otro edificio utilizado como almacén. El Ministerio de Exteriores desmintió ayer, como sostenía el canal de televisión CNN, que haya sido cerrada la Escuela Angloamericana de Moscú, a la que acuden niños no sólo americanos, británicos y canadienses, sino de otros países, con la intención aprender el inglés como segunda lengua.

«Provocación»

Lavrov, no obstante, recordó que Estados Unidos sí ha clausurado dos formidables complejos residenciales en suelo norteamericano que diplomáticos rusos y sus familias utilizaban para salidas de descanso, uno en Maryland y otro en Nueva York por haber sido, dijo el jefe de la diplomacia rusa, «declarados nidos de espías».

Según el presidente Putin, la decisión «hostil» de Washington de echar del país a 35 diplomáticos rusos es una «provocación» que tiene como objetivo «desgastar todavía más nuestras relaciones». No obstante, advirtió que su país «se reserva el derecho de adoptar medidas de represalia» o, al contrario, encaminarlas hacia el restablecimiento del buen tono con Estados Unidos «dependiendo de la política que aplique el presidente Donald Trump».

El primer mandatario ruso dijo que «es una pena que la Administración del presidente Barack Obama acabe su trabajo de esta manera. Le deseo sin embargo un feliz año, así como a los miembros de su familia». De igual forma, Putin invitó a «los niños de todos los diplomáticos estadounidenses acreditados en Rusia» a acudir al tradicional reparto anual de juguetes en el Kremlin, la llamada 'Yolka' (abeto) presidencial, que se celebra con motivo de las fiestas de Fin de Año y la Navidad ortodoxa.

La Cancillería rusa había advertido el jueves que habría medidas de respuesta por las expulsiones ordenadas por Barack Obama y ayer las concretó, siendo la más importante la expulsión de 35 diplomáticos, pero el jefe del Kremlin las terminó rechazando. Aunque a juicio de Lavrov, «la reciprocidad es la regla de la diplomacia en las relaciones internacionales».

Sin pruebas

El ministro ruso afirmó que «la administración saliente de Obama, que culpa a Rusia de todos los pecados mor tales y males de este mundo, ha acusado sin pruebas a la parte rusa de injerencia a nivel estatal en la campaña electoral de EE UU, que habría dado como resultado la derrota de la candidata demócrata».

La acusación, avalada tanto por el FBI (policía federal) como por la CIA, se refiere al supuesto pirateo de correos electrónicos del Partido Demócrata y del equipo de la entonces candidata, Hillary Clinton. Esos mensajes habrían sido después difundidos con el consiguiente daño a su imagen.

Detrás de los ciberataques estarían, según Estados Unidos, la Dirección Central de Inteligencia del Ejército ruso (GRU) y el Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB). Otra de las causas esgrimidas por Washington para justificar las sanciones es que los diplomáticos norteamericanos en Rusia sufren en los últimos meses «un nivel de acoso inaceptable» por parte del FSB y la Policía rusa.

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