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MILAGROS LÓPEZ DE GUEREÑO
Jueves, 1 de diciembre 2016, 01:07
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Fue cuando los restos del líder de la revolución cubana salieron del Ministerio de las Fuerzas Armadas (Minfar), donde permanecieron desde su fallecimiento el 25 de noviembre. La anterior despedida corrió a cargo de presidentes amigos que en la Plaza de la Revolución hicieron una elegía de su figura, su obra y, sobre todo, su ideario que, dijeron, «vivirá para siempre». «¿Dónde está Fidel?», preguntó Daniel Ortega. Tres veces la multitud respondió «Aquí» pero después coreó: «Yo soy Fidel».
Los presentes pudieron ver al lado de una veintena de presidentes y otras personalidades a la viuda, Dalia Soto del Valle, a los hijos Alexis, Alexánder, Alejandro, Antonio y Ángel, y a otros familiares. La televisión no había mostrado sus rostros hasta ayer, cuando la urna cineraria, cubierta con una bandera cubana, fue depositada sobre un armón militar en el que a las 7.16 h. de la mañana comenzó el viaje de regreso a Santiago de Cuba, cuna de la revolución cubana.
En el homenaje de cuatro horas se pronunciaron un total de dieciocho discursos. Mandatarios de África, Asia, Rusia y Bielorrusia, Arabia, Argelia, Grecia, y desde luego de la región, caribeña y de América Latina.
Todos sin excepción coincidieron en la importancia de Fidel, para Cuba, para la región y para el mundo. Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega y Nicolás Maduro insistieron en que la unión de los pueblos bolivarianos y la continuación del ideario de Fidel Castro permitirá que la integración latinoamericana siga teniendo futuro.
Los capitalinos respondieron al llamado y de madrugada -algunos ni siquiera se retiraron de la Plaza- despidieron al 'comandante eterno'. Había emoción en los miles de cubanos que se apostaron a ambos lados de las calles por donde pasaba la comitiva, pequeña pues no se permitió el acompañamiento de vehículos particulares.
«Volveré y seré millones»
Para cuando pasado el mediodía llegó a Cárdenas (Matanzas) muchos obreros, estudiantes, mujeres que agradecían haber podido tener una vida diferente, una educación y salud gratuitas. «Fidel me dio la posibilidad de ser lo que soy hoy, soy tabaquera, tengo mi oficio, puedo expresarme gracias a Fidel y a la Revolución», decía una mujer con emoción. Una emoción que pareció muy contenida en La Habana, pero que fue creciendo y desbordándose conforme la caravana avanzaba camino de Santiago.
Los fidelistas recordaron la frase «volveré y seré millones» que la historiadora Patricia Funes atribuye al cacique aymara Túpac Katari, que repite con mucha frecuencia el mandatario boliviano y aymara, Evo Morales, pero de la que se apropió Eva Perón.
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