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O. BELLOT
Viernes, 21 de octubre 2016, 00:40
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La animosidad entre Hillary Clinton y Donald Trump fue palpable desde el comienzo de la campaña y no hizo sino ir en aumento a medida que la misma avanzaba. Durante el debate celebrado en Las Vegas, los dos contendientes ni siquiera se han estrechado la mano ni al inicio ni al término del cara a cara. Apenas se miraron y cuando lo han hecho ha sido con un rictus amargo por parte del republicano y una sonrisa un tanto condescendiente por el lado de la demócrata, a la que su adversario ha tachado de «asquerosa» en una de sus intervenciones.
Trump se ha mostrado serio durante los 90 minutos de debate. Sus labios no han esbozado ni una sonrisa. No mostró un carácter tan vitriólico como en anteriores ocasiones, pero se le vio enojado en todo momento. Ni siquiera se relajó al bajar del estrado, donde le aguardaban sus hijos y su esposa Melania, en el centro de todas las miradas desde que un vídeo grabado en 2005 airease diversos escándalos sexuales del pasado del magnate. Clinton, por el contrario, se mostró más emotiva que en los enfrentamientos precedentes y la sonrisa que exhibía al final parecía propia de quien empieza a creerse ganadora.
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